Chalamet y Pattinson. Juventud y talento.

            Hace unas semanas, en la gala del Sindicato de actores de Norteamérica, Thimothée Chalamet, cuando recogía su galardón como mejor actor, por un papel en el que había encarnado nada más y nada menos que al mismísimo Bob Dylan, dijo que aspiraba a ser uno de los grandes en esto de la actuación, siguiendo los pasos de esos totémicos y brillantes intérpretes como son Paul Newman, Robert Reford, Al Pacino, Robert De Niro, … los cuáles eran todo un referente, toda una guía.

No le faltaba razón, porque lo está consiguiendo. Sin duda, a su temprana edad, se ha convertido en uno de los jóvenes más talentosos en lo que al arte de la interpretación se refiere, dotando a cada uno de sus roles, independientemente del tipo de filme del que se trate, más de naturaleza “blockbuster” o de espíritu más indie, de la calidad necesaria para darle nuestro aplauso y ser fruto de nuestra admiración. Todos sus personajes rozan lo excelso.

Algo parecido a lo que le ha ocurrido Robert Pattinson, quien escapando de los filmes de esencia más de gran público con los que se dio a conocer, ha conseguido ir empalmando cintas de lo más diversas y eclécticas, construyendo una de las carreras más interesantes y prometedoras del actual panorama cinematográfico. Sin duda otro gran actorazo.

Juventud y talento. Suyo es el futuro de Hollywood. Yo voy a ver sus últimas encarnaciones, las cuales son, en ambos casos, lo mejor de las dos más que interesantes cintas que protagonizan. Vamos con ellas.

“Un perfecto desconocido”. / “A complete unknown” (Dir: James Mangold).

Si algo me gusta de la última cinta del, siempre interesante, director americano James Mangold eso son sus actores y su música. Ambos perfectos. Ver interpretar a Thimothée Chalamet a Bob Dylan es todo un lujo, un privilegio. Como no menos lujo es ver las encarnaciones de sus compañeros de reparto, los también fantásticos, Edward Norton y Monica Barbaro, quien dando vida a Pete Seeger y a Joan Baez, respectivamente, consiguen ser las perfectas contrarréplicas al sobresaliente recital del joven actor americano.

También me encanta su banda sonora. Escuchar temas del mismísimo Bob Dylan (esos “Like a Rolling Stone”, “Mr. Tambourine Man”, “The Times they are A-Changin´», o “Blowing in the wind”, … entre otros) o de algunos de sus contemporáneos como Joan Baez o Johny Cash, es todo un goce para los oídos. Esas más de dos horas de escuchar canciones y canciones de esas que marcan y elevan el espíritu, la mente y el corazón, es también todo un placer. Mis sentidos se entregan a ello.

Por lo demás, la película, que se centra en los años en los que Bob Dylan se dio a conocer y se convirtió en todo un independiente y rebelde dentro del panorama musical, me parece amena y correcta. Notable, sin llegar a alcanzar las cotas de excelencia de su reparto y de su banda sonora. Es muy entretenida y está perfectamente ambientada, pero le falta un «punch» para haberse erigido en una gran obra, al nivel de la discografía del cantautor americano al que rinde homenaje. Yo la disfruté sin que me apasionara. Ahora, sólo por ver la metamorfosis de Chalamet, la entrada merece la pena. Enorme.

“Mickey 17”. (Dir: Bong Joon Ho).

Algo parecido me pasa con “Mickey 17”, lo último del director de “Parásitos”, una divertida, excéntrica y alocada, no para todo el mundo, comedia ácida llena de mala baba y sorna, que sirve de perfecta metáfora de la condición humana, donde lo más destacable, sin duda, es la “múltiple” interpretación de su joven y talentoso actor Robert Pattinson. Me encanta el recital interpretativo que nos ofrece, lleno de matices y registros, y su “desdoblada” interpretación es tan compleja como plausible.

Por lo demás, la película de ciencia ficción, que sigue los pasos de un joven que en una huida hacia adelante se embarca en una expedición  espacial, en la que será utilizado como conejito de indias para la adaptación interplanetaria, viéndose partícipe de un plan de expansión colonialista tan destructivo como malvado y egoísta,  me parece notable, sin llegar al nivel de la interpretación del joven americano. Es muy amena y divertida. Tiene su miga y su aquel, ya que su foco en la naturaleza capitalista y colonialista del ser humano está lleno de inteligente crítica, aunque habla de mil y un interesantes temas más. Eso sí, es tan amena como desmedida, tan original como grotesca, y no todo el mundo entrará en su imaginativo y original mundo, así como en su extrema, violenta e imperfecta historia.

Yo la disfruté, sin llegar al “apasione”. Me engancho a su “Mickey 17”, nuestro protagonista, y a su curiosa historia. Me río con su humor negro y al límite y me dejo llevar por su fantasiosa y curiosa historia. Pero lo que más me cala es lo bien que lo hace, quien me lo iba a decir hace unos años, el cada vez mejor y más selectivo actor Robert Pattinson. Todo un grande como Chalamet. Enorme.

Pues eso, que sigan haciendo ambos dos muchas pelis, que sean mejores o peores, más grandes o pequeñas, yo las veré, ya que el talento de estos dos enormes actores es para tener en cuenta y no dejar de lado. Suyo es el mañana. Dicho está, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”. Palabra de “chalamético-pattinsontiano”.