Libre, libre quiero ser….

“Libre, libre, quiero ser, quiero ser, quiero ser libre…”, cantaban Los Chichos a los cuatro vientos en una defensa a ultranza de eso que siempre hemos querido todos, el que no nos manejen, no nos mangoneen, nos den vía libre para ser quienes somos y seguir nuestros instintos, vivir nuestra vida, loca o no, cada uno que elija, pero como nosotros queramos, sin barreras, limitaciones, ni normas y reglas impuestas por los que no nos rodean.

Y ellos no eran los únicos. Que si “Libertad, libertad, sin ira libertad…”, que si “Y se marchó, en un barco que llamó libertad…”, que si “I want to break free…”, que si “Para la libertad…”, que si “I´m free …”, … Todos y cada uno de ellos, empezando por los Rolling, José Luis Perales, Freddy Mercury, pasando por los Jarcha o por Serrat, y otros y otros muchos, todos ellos gritaban a los cuatro vientos lo mismo: volar sin ataduras por este mundo, deambular sin muros y obstáculos que impidan la realización personal, ser uno mismo, sin cortapisas, sin frenos, ser, en definitiva, qué bonita palabra, LIBRES.

¡Y es que…, ay, la libertad! Cuánto se desea, cuánto se quiere y, a veces cuánto cuesta conseguirla. Y si no, que se lo digan a las protagonistas de las dos últimas películas que veo en salas, dos mujeres en busca de su propia voz, su propio camino, frenadas, a pesar de su lucha, por aquellos que les rodean. ¡Vamos con ellas!

“Spencer” (Dir: Pablo Larraín):

“Spencer”, la cinta de Pablo Larraín, con Kristen Stewart haciendo las veces de Ladi Dy, que nos narra los tres angustiosos días que pasó la Princesa de Gales en plenas fiestas navideñas en una de las mansiones que tenía la casa Real Británica, cuando su matrimonio se venía a pique, Camila Parker Bowles mediante, es brillante. Al menos para mí. Tres son los motivos.

Uno. El ya muy mencionado trabajo interpretativo de Kristen Stewart como Lady Diana. Efectivamente, lo señalado sobre ella en todos los medios es cierto. Se deja la piel para conseguir que nos olvidemos de la actriz y sólo veamos el personaje. Realmente lo hace muy bien y su trabajo es digno de premiar. No olviden que ella es la rival a la que batir este año en los OSCAR.

Dos. El trabajo de producción. Impecable. Todo está cuidado al mínimo detalle. Desde la ambientación, los decorados, el vestuario, la fotografía, el montaje, … cada detalle está perfectamente trabajado. A destacar la partitura de Jonny Greenwood, ex de los “Radiohead”, a medio camino entre el barroco, el rock y el jazz, de una monumentalidad y expresividad abrumante. Fantástica.

Tres. La mano de Larraín. Quien, alejándose de los cánones de la convencionalidad, no se decanta por una visión historicista y biográfica de tal sonado fin de semana, sino que se queda en la esencia, en un ejercicio de abstracción que acerca la película más a una cinta fantasmagórica y existencialista, una recreación poética y un tanto surrealista, donde lo importante es mostrar el extremo estado de ansiedad al que se sometió Lady Di en estos días de absoluta fragilidad emocional y no cualquier otra cosa. Una cinta nada fácil de ver para publico acomodado (que nadie vaya buscando un capítulo de, la por otro lado también magnífica, aunque en otro estilo, “The Crown”), porque no, sino cine con un componente experimental y autoral mucho más marcado.  Avisados quedan.

Yo me decanto a favor. Los hay que se alejan de ella, no entran, incluso, la detestan. Y es que ya se sabe que con Di siempre pasa, con ella no hay tintas medias y la polémica siempre está servida.           

“Libertad”. (Dir: Clara Roquet):

            Y si en “Spencer” es una princesa la que se siente acorralada por el no poder lidiar con el hecho de ser una chica normal que no sabe ser princesa, en “Libertad” es una joven desorientada la que no sabe afrontar ese momento tan terrible llamado adolescencia. Dos películas distintas, con dos mujeres opuestas, pero las dos con el mismo conflicto de estar enjauladas en una realidad que no les da alas para ser libres como ellas quisieran y debieran.

            “Libertad” cuenta la historia de Nora, una hasta ahora niña que se encuentra pasando las vacaciones en la casa de la playa familiar en compañía del resto del clan, quienes quieren acompañar a la cada vez más enferma, de Alzheimer, abuela del grupo, antes de perderla de por vida. Ella, nuestra joven protagonista, está en un momento difícil en el que no acaba de encontrar su sitio ni entre los más pequeños de la casa, ni entre los mayores, viviendo en una extraña sensación que la tiene absolutamente descolocada. Todo se complica cuando llegue a la casa Libertad,ese es su nombre, la hija, recién llegada de Colombia, de la asistente de la casa, alguien cuyo comportamiento descarado y libre descolocará aún más a nuestra, hasta ahora, dócil protagonista, quien decidirá abrirse camino hacia el mundo de la madurez, con todas sus consecuencias, que no del ser maduro.

Todo ello se cuenta en “Libertad” y se muestra de una manera que desprende verdad y sentido de la realidad por los cuatro costados. Hay una potente mano, la de la novel Clara Roquet, detrás de toda la película y no sólo todo está cuidado desde el punto de vista audiovisual, hay una muy veraz y muy potente estética, sino que, además, detrás de la forma hay mucho, pero que mucho, fondo.

 Son muchos los temas que trata, de una manera muy sutil e inteligente, esta, muy bien interpretada y muy recomendable, ópera prima: la iniciación a la vida adulta, las elecciones personales frente a los que nos rodean, la diferencia de clases, los comportamientos adolescentes de los adultos y los comportamientos adultos de los adolescentes, lo difícil que es ser libre, el egoísmo y la falsa progresía del burgués, la paternidad, la enfermedad, … En definitiva, habla de la vida, de la existencia. Con sus sabores y sinsabores, sus pros y sus contras, sus idas y venidas, sus dimes y diretes, sus cosas positivas y sus las no tanto, … De personas tratando de ser fieles a sí mismo intentando lidiar con los demás, luchando con esa dura frontera, muy fácil de sobrepasar, entre lo que es libertad y lo que acaba convirtiéndose en libertinaje. El ser uno mismo, frente a las convenciones impuestas de los demás. Eso u otras cosas. Quién sabe. ¡Ay, la fragilidad humana! ¡Ay, la encrucijada de la existencia!

            Y es que, no lo olviden, todos, como Los Chichos, así como nuestras protagonistas, queremos cantar a los cuatro vientos lo de “Libre, libre, quiero ser, quiero ser quiero ser libre…”. Cuente lo que cueste. Pase lo que pase. Bendita y costosa Libertad.


2 comentarios sobre “Libre, libre quiero ser….

  1. Ya me liaste con Las Niñas… no sé si dejarme engañar con ésta… ya veremos 🙂
    LadyDi es un personaje que no me llama nada la atención, quizá para conocerlo caiga

    Gracias, eso siempre, por las recomendaciones!

    Le gusta a 1 persona

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