Veo en el cine dos películas de características muy similares. Ambas son dos obras pequeñas que cuentan dos historias mínimas pero interesantes y que giran entorno a dos grandes personajes, encarnados por dos buenos y carismáticos actores. Las dos son ligeras, aunque traten temas importantes. Y las dos hablan de dos profesionales haciendo una gran labor (un profesor y una psicoanalista) fuera de su zona de confort (como se dice ahora), tratando de lidiar con su personal odisea y sus nuevos compañeros de aventuras (los dos empiezan a vivir y a trabajar en una nueva localidad, ajena al que ha sido hasta ahora su hogar).
Ambos tendrán sus obstáculos para llevar a cabo sus importantes misiones. Ambos tendrán también su aprendizaje y su recompensa. Las dos se ven con agrado. Ninguna me emociona al máximo, pero las dos tiene su pequeño aquel. Tienen sus virtudes, pero también sus errores. Son imperfectas, pero bonitas, y, aunque salgo del cine sin la sensación de haber visto un peliculón, en ambos casos me acompaña tras el “the end” una bonita sonrisa y me alegro de haber pasado el rato con esos dos entrañables protagonistas. Esos dos extranjeros en su propia tierra. Vamos con ellos.
“Uno para todos” (Dir: David Ilundain):
“Uno para todos” cuenta la historia de un profesor interino que aterriza en un pueblo de Zaragoza. Llegará para cubrir la baja de un embarazo, pero finalmente se quedará todo el curso escolar. Allí se enfrentará a la difícil pero bonita aventura de enseñar y a las dificultades y problemas que genera ser el tutor de un curso. Con temáticas de fondo como el “bullying”, la enfermedad en niños, y el perdón (familiar y amistoso), la cinta se centrará en el día a día de este profesor y en sus diatribas para adaptarse al que será su nuevo hogar durante varios meses, así como las que surgirán al lidiar y motivar a los alumnos de su grupo, previo descubrimiento de secretos y emociones entre sus tutorandos, con los que no contaba en un principio. Lo mejor de todo, sin duda, de esta sencilla pero bonita película es su protagonista (el siempre fantástico, sea en comedia o en drama, David Verdaguer) y el bello personaje que crea en pantalla. Ese profesor idealista que no descansará hasta encontrar el equilibrio de su grupo, mientras intenta lidiar con el suyo propio. Eso, y su foco en la tan necesaria y vital, como difícil, complicada, tan dura como gratificante, labor de profesor (tan necesaria, como denostada, en esta sociedad). Una película “pequeñita” pero disfrutable. Simple pero entrañable que, aunque muy imperfecta (un guion quizá demasiado esquemático y previsible, con ciertos clichés del genero de “peli de profesor”, con un desarrollo demasiado simplista y al que no le hubiera venido mal una “vuelta de tuerca” o algún giro que otro), se ve con agrado e interés, básicamente por todo el carisma que desprende ese gran profesor en pantalla del que nos gustaría seguir sabiendo mucho más. Quizá no la mejor lección de cine, pero sí una bonita lección de vida.

“Un diván en Túnez” (Dir: Manele Labidi):
“Un diván en Túnez” cuenta con una buena historia. La de una mujer que abandona París, donde ha vivido durante los últimos años, para regresar a su Túnez natal. Lo hace con una finalidad. Abrir un despacho de psicoanálisis en este país árabe de, en teoría, apariencia aperturista, para ayudar con su buen hacer a los desnortados vecinos y familiares del que será su nuevo hogar a partir de ahora. Esta mujer moderna y de carácter, de origen árabe, pero de cultura y mente parisina, encontrará mil y un obstáculos (la mayor parte legales o machistas) para poder llevar a cabo tan necesaria labor entre sus nuevos y entregados pacientes. Todo ello dentro de una película que goza de un gran personaje femenino (esa elegante, atractiva y decidida mujer, curtida en la educación occidental pero orgullo de origen árabe, que chocará con los prejuicios y “sin sentidos” de un país en el que todavía queda mucho por hacer) a la que da vida una fantástica actriz (muy bien, Golshifteh Farahani ) y en la que se tratan temas interesantes (el papel de la mujer en la cultura islámica, el caos burocrático y legal en ciertos países árabes de corte más progresista pero a los que le queda aún mucho por recorrer para el bienestar ciudadano, el choque cultural Europa-Islám, los emigrantes con un pie en cada mundo sin pertenecer nunca a ningún lugar, extraños siempre en su tierra, sea adoptiva o natal, …). Una comedia con escenas y diálogos divertidos y amenos, que hace un buen uso de la música (esas canciones de Mina) y que tiene clara su naturaleza de entretener, pero que cae en el problema de no saber dominar el juego de la comedia, resultando caricaturesca y un poco esperpéntica a medida que avanza el metraje, más que, como nos hubiera gustado, sutil y divertida. Una buena idea que no acaba de rematar. Con la que no pasas un mal rato, pero la que tampoco tardarás en olvidar.

En cualquier caso, estén donde estén, trabajen donde trabajen y vivan donde vivan, les deseo lo mejor a esos dos luchadores, ese profesor y esa psicoanalista, con muchas cosas (no se vencerán, estoy seguro) por hacer. Gracias a personas como ellos, sus homónimos de carne y hueso, podremos gozar de un mejor y más bonito mundo. ¡Mucha suerte a todos ellos!!!!
Un Profe y en Zaragoza?? Estaba claro que ibas de cabeza a esa sala 😀
La de Tunez no te la entiendo tanto, yo entraría, qué aún recuerdo con cariño mi viaje de fin de curso por aquella maravillosa tierra…
A seguir disfrutando… qué encima veo que pronto tienes ya festivales de cine…
Ójala podamos pronto oírte también en los podcast,
qué me falta «la voz» cinematográfica estos meses…
(Eres nuestro Frank Sinatra particular, más o menos :))
Estoy sin noticias de cine, y echo de menos tu sección!
Saludos
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En nada empezamos con la radio. Probablemente la semana que viene. Estamos organizándolo todo para poder empezar ya. Así que en nada, tendrás tus noticias, tus estrenos y muchas cosas más.
Yo también ganas de empezar. 💪🏻💪🏻💪🏻
Un abrazo, contrablogger.
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