“WICKED II”. Amor por el musical.

            Amo el musical. Sin duda, mi género cinematográfico favorito junto a la comedia romántica. Soy así de simplón y emocional. De facilón y sensible. De básico y romántico. Y sí, sé que hay mucha gente que no entiende aquello de que los protagonistas vayan por la calle y así, sin más, se pongan a cantar sin venir a cuento. Pero a mí, lo confieso, si la cosa está bien hecha, me emociona, me atrapa, me desquebraja. Y de esta manera vibro al ver “La La Land”; y “Chicago”; y “Cantando bajo la lluvia”; y “Los Miserables”, y… tantas otras. Si hay una buena partitura, con buenas canciones, vistosas coreografías, una buena historia y dirección, exploto de emoción. Me descoloco. Me vengo arriba. Lo disfruto como nada.

            Esta semana la cartelera hace que me toquen dos musicales. Voy feliz a ambos. Uno me gusta mucho, el otro no acapara mi atención. Esto es lo que me parecen. Vamos con ellos.

“Wicked Parte II” / “Wicked for Good”. (Dir: John M. Chu.):

Me encantó la primera parte de “Wicked”, película basada en el famoso musical de Broadway, que arrasó en la taquilla y en efecto fans. La disfruté a tope y, sin duda, se convirtió en otras de mis películas para tener en cuenta en lo que al género musical se refiere. También lo hago con esta segunda parte, un poco menor que la anterior en cuanto a resultado. Si la otra era sobresaliente, ésta notable. Si la otra era redonda, ésta no tanto. Si bien, en conjunto, se erige como un perfecto broche final para el díptico que conforman ambas películas.

En esta la continuación seguimos los pasos de Elphaba y Glinda y asistiremos a aquello de ver si hay posibilidad y de si hay manera de que la bruja verde vuelva a encontrar su sitio en territorio de OZ. Si bien el primer tercio y el segundo de esta segunda entrega son más de paso y menos excitantes a lo que estábamos acostumbrados en este musical, sirven de preparación para el clímax final, un último tercio que te reconcilia con todo lo anterior, al ser un perfecto final para la película. Hay emoción, sentido del espectáculo y derroche visual, hay fantasía, imaginación, creatividad y magia, y es imposible no sentirte atrapado por lo que pasa, al menos un servidor y familia, a quienes todos nos gustó un montón. Además, su vinculación con la película original de “El mago de Oz” es genial y si amas la película de 1939, sentirás fascinación por cómo unen las dos películas y cómo los personajes del clásico de Hollywood, Dorothy y demás cuadrilla, están integrados en esta trama.

Pero hay una cosa por encima de todo y esa es dos personajes y dos actrices, para mí, sin duda, lo mejor de la cinta. Elphaba y Glinda, Cynthia Erivo y Ariana Grande, están y son fantásticas. A ellas pertenece la película. Su relación de enfrentamiento y de amistad, así como sus dos interpretaciones y sus actuaciones vocales, están por encima del bien y del mal. Su conexión, cantando o hablando, es magia y verlas en pantalla es de esas cosas emocionantes que pasan de vez en cuando en una pantalla. De los mejores aciertos de casting del último cine. Me encantan ellas y su historia.

Me emociona también ver una enorme sala de cine a rebosar, a modo de película evento,  el día de su estreno en silencio absoluto pendientes de lo que pasa en cada uno de los fotogramas. Y ese enorme aplauso final de todos los espectadores, algo que me hace pensar que el cine no ha muerto y sigue aquí para quedarse. Ojalá.

“Todos los lados de la cama”. (Dir: Samantha López Speranza):

No me pasa lo mismo con “Todos los lados de la cama”, película a la que voy con ciertas ganas porque me habían gustado mucho sus anteriores entregas, dos clásicos del cine español, “El otro lado de la cama” y “Los dos lados de la cama”. Ambos, musicales en los que un buen rato se pasa. Aquí no me engancha ni la historia ni la manera de ponerla en imágenes. Me resulta todo un tanto forzado y sobreactuado y no acabo de entrar en la propuesta. Ni me convence la historia, que tira de amores jóvenes para poder atraer al cine a espectadores de nuevas generaciones, ni sus imágenes. Menos, sus artificiosos números musicales, que, al nos ser grabados con sonido en directo sino en playback, resultan muy poco orgánicos, a pesar de que me encantan todas las canciones elegidas.

Paso un buen rato, porque es entretenida y no se pasa mal. Pero no puedo recomendarla, y mira que me duele decir esto, porque iba con ganas. No suspende, pero tampoco me mata. Tiene algunos puntos, algunas escenas graciosas, pero poco más. Eso sí, Pilar Castro está fantástica. Su vis cómica está intacta y me hace pensar, una vez que salgo del cine, que deberían darle muchas más y más comedias. Enorme actriz de vis cómica excelsa. Me saca muchas sonrisas, varias carcajadas. Muy grande.

Poco más que añadir….

Pues nada más, amigos “hoymevoyalcinemaniacos”. Que sean felices, tengan buena semana y … ¡Qué viva el musical!!! Y si es bueno, mejor.

4 comentarios sobre ““WICKED II”. Amor por el musical.

  1. Wicked For Good, para mí no iguala a la primera, pero mantiene toda la emoción y termina de consolidar a sus dos protagonistas como merecía. Erivo y Grande para mí son fuertes candidatas al Oscar.

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  2. Tengo pendiente la 1 de wicked aún 😦 pero anotaremos ésta…
    De los lados de la cama, recuerdo verlas hace años, sin más!!

    Sí que me encantaría verte andando por la calle, y de repente ponerte a cantar y bailar, serías un puntazo, lo anotamos para cuando coincidamos juntos, en el café te subas encima de la barra 🙂

    Lo que me ha dejado pensando, es el aplauso final que comentas, en la sala de cine, pero para qué? a quién va dirigido ese aplauso? si no lo está recibiendo 🙂 es como si voy al Prado y me pongo a aplaudir a las meninas jejeje
    Pero sí te entiendo, yo alguna vez lo he hecho, pero vamos, qué si lo pensamos… si no están los actores/directores en la sala… no sé si merece la pena…

    El otro día oí a Perez Reverte que en alguna ocasión ha llamado a un actor para decirle lo bien que estuvo en una peli, curioso también eso, no se estila, aquí si estás mal sí te lo dicen, y parece que estar bien es obligación y no se valora 🙂 Grande Reverte!

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    1. Estoy con Reverte, y contigo, en que siempre hay que afianzar lo bueno. Siempre. Nunca dar por hecho lo de una buena interpretación. Espero que algún día me pase. ¡Je!!!

      Mientras tanto, solo decir que el aplauso en la sala es súper revitalizador. Es esa mágica sensación de que lo que acaba de ver ha merecido la pena. Muy a favor de ese súper aplauso final. Sobre todo, cuando es el estreno de una película evento.

      Un abrazo, mí contrablogger:

      Felipe

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