Verdades que duelen. (+ Claquetómetro).

     Veo la última de Mike Leigh, “Hard Truths” (que aquí han decidido titular, aún me estoy preguntando el porqué, “Una familia de verdad”), director británico que siempre ahonda de una manera realista en conflictos sociales y humanos, generalmente con muy buen tino. Habla de la dolorosa pero muy necesaria sinceridad, sobre todo cuando es entre seres queridos. De eso y de la salud mental. Dos temas interesantísimos que, en manos de un director de ese calibre, prometen lo mejor. Voy a verla por ese motivo. Y porque las críticas son muy buenas. Esto es lo que me parece

“Una familia de verdad” /  “Hard Truths”. (Dir: Mike Leigh).

Hace ya bastantes años que vi “Happy. Un cuento sobre la felicidad”, película de Mike Leigh en la que su protagonista, una optimista extrema, no perdía la felicidad, pasara lo que le pasara. Lo que prometía ser una idea genial, terminaba agotando y extenuando, ya que su “feliciana” protagonista llegaba a poner un poco de los nervios. Bueno, un mucho… Y os habla un optimista de pro, “feliciano” pase lo que pase.

Pues ahora, parece que Mike Leigh se ha propuesto lo contrario, dándole el protagonismo a una mujer cuya vida le arrollado, demolido, cargándole de una negatividad, rabia y un odio extremo. Va dando estopa a diestro y siniestro entre sus desnortados y tristes familiares. También a cualquiera que sea el viandante que se cruce en su camino. Se la ve herida, destrozada, frustrada y la cosa no parece tener solución. Se supone que es una valiente y brillante reflexión sobre la salud mental y los daños emocionales. Y probablemente lo sea. Yo sólo puedo deciros lo que siento en el cine. Y es agotamiento. Extenuación. La rabia desmedida de su protagonista me saca de la película, me arrolla. No me deja en ningún momento disfrutarla.

Lo mismo me pasa con la supuesta soberbia actuación de su protagonista, la muy aplaudida Marianne Jean-Baptiste, a quien a principios de la temporada de premios todos daban como la ganadora del OSCAR. Su personaje me produce tan poca empatía, aunque haría todo lo posible por ayudarla, que no consigo disfrutar de su actuación.

Me resulta una película demasiado áspera, muy dura, seca, … No empatizo ni con la trama ni con sus caracteres. No entiendo tampoco mucho qué me quiere decir o contar su director. Ni el porqué del todo de su guion.

Salgo extenuado, y eso que dura poco. Con lo que no puedo recomendárosla, aunque para muchos es una gran obra y la interpretación de su actriz es considerada como magna. No es mi caso. Pero cada uno es cada uno. Decidan ustedes si van a verla.

Eso sí, saco una clara conclusión. No sólo cuiden su cuerpo. También su cabeza y su alma. Que la enfermedad, cuando de mentes se trata, te destroza, te avasalla. Así que, a mimarse mucho, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”, que la vida es frágil y la cabeza más. Eso y a ir al cine, que hace muy bien a la existencia, créanme. Para ello, aquí os dejo mi último CLAQUETÓMETRO previo estrenos.

CLAQUETÓMETRO.

NOTA: CLAQUETÓMETRO hecho respeto a las películas de la Cartelera de los «Cines Renoir» de MADRID.