Tom Holland y los Goya.

Nos costó asumirlo cuando lo anunciaron. Tom Holland iba a ser el nuevo “Spiderman”, después de muchos rumores y posibles candidatos, sustituyendo al fantástico Andrew Gardfield, el cual se había enfundado el arácnido traje “marveliano” en solo dos entregas. ¿Tom Holland? ¿Quién? Gritamos al unísono. Apenas habíamos visto mucho de él y casi en España era donde más lo recordábamos al haber sido el niño de “Lo imposible” de Bayona. No nos pegaba. ¿Demasiado joven? ¿Demasiado enclenque? ¿Pocas tablas?

Pero también, la realidad fue esa, nos costó poco adaptarnos a él. Y es que desde la primera entrega del personaje “Vengador” nos conquistó con su versión adolescente, desenfadada y muy “guasona” del hombre araña. El chico tenía talento, gracia y mucho carisma. Y así lo ha demostrado durante tres entregas de las aventuras de nuestro amado “Spiderman”. Ha conseguido que le aplaudamos en su paso por la saga, acompañado o no del resto de “gente” de su pandilla, esos muy grandes “Vengadores”, y, lo que no es moco de pavo, que llenemos las salas pre y post pandemia.

Él, en simbiosis con su personaje heroico, ha sido el salvador de la taquilla “post-covídica” y vuelve de nuevo a la carga, con esta adaptación de un video juego, «Uncharted», a intentar llenar los cines ( y lo ha conseguido; 3,1 millones de euros en el fin de semana de su estreno en España). Yo, también, ya he ido.  Vamos con ella.

“Uncharted”. (Dir.:  Rubén Fleischer).

Pues Tom Holland es, sin duda, lo mejor de “Uncharted”. El tío vuelve a demostrar su desparpajo y su buena sangre de actor en este entretenimiento familiar que no tiene otro objetivo que el de que pasemos un buen rato. Y lo consigue, desde el momento que es una cinta de lo más amena y en la que el tiempo se pasa volando. Ni te enteras.

Otra cosa es la calidad de la cinta. Floja, floja. Exceptuando Tom Holland y un poco Mark Whalberg (es al final de la cinta cuando van ganando más y más química; atención a las escenas post créditos), lo demás es realmente anodino y poco trabajado. El guion hace aguas por todos los lados, debido a su falta de sentido de la realidad y la simpleza (parece hecha por alumnos de un instituto) del mismo. En muchos momentos te llevas las manos a la cabeza en un arranque de “no puede ser verdad lo que están viendo mis ojos”. Digo lo mismo de un reparto totalmente desenfocado a base de malos estereotipados y acartonados que desentonan, aún más, ante el gran desparpajo de nuestro querido “hombre araña”.

Como digo, entretiene (por ejemplo, sus 20 minutos finales son espectaculares en cuanto a tema acción se refiere). Si tenéis peques, lo pasarán en grande (los míos lo hicieron). Pero nada más. No le pidáis más al asunto. El resto tirando al aprobado raspado, o casi suspenso, por haber desaprovechado tantos recursos en lo que podía haber sido una gran cinta de aventuras y se quedó en “ná”. Eso sí, el personaje me mola. Y espero poder verlo en más. Sus escenas finales aumentaron mis ansias. Así que, querido Tom, allí me tendrás con los míos  en la segunda entrega.

Gala de los Goyas:

            Y si “Uncharted”, digamos, suspende, a la gala de los Goyas le ponemos un “MUY DEFICIENTE”. Soporífera, aburrida, sosa y todo lo que se os pueda ocurrir más. Infumable. No entro en el tema ganadores. Había mucha calidad y hubieran sido los que hubieran sido no habría nada que objetar. Ganó “El buen Patrón”, merecido, pero igualmente de justo hubiera sido si hubieran conseguido el cabezón “Maixabel” o “Madres Paralelas”, las tres estupendas.

            Analizando la gala podemos hablar de lo que más y menos me gustó de la misma. Estas serían mis conclusiones:

LO MEJOR:

• Los sentidos discursos de Blanca Portillo, Javier Bardem y Nora Navas. Llenos de pasión, verdad y mucha emoción.
• La elegancia de Penélope. Irradia glamur allí donde va. Su presencia llena de “charme” y profesionalidad cual sea el piso o alfombra que pisa.
• La profesionalidad de José Sacristán y Cate Blanchett. Como se ve donde hay tablas.
• La sobriedad de Antonio Banderas.
• La sencillez, humildad y amor por el cine que desprende el ganador, el muy grande Fernando León de Aranoa.

LO PEOR:

• El resto. Sin más.
• Fue una gala agotadora, aburrida y sin gracia. En la que no había ningún rumbo, ni ningún aquel. Sin sentido del espectáculo ni de la televisión. Un auténtico cero. Tienen que darle una solución, si no quieren que al final ni los cinéfilos terminemos viéndola.
• Los discursos alargados de la gente que se empeña en hacer su momento de gloria el que no es. Mención aparte lo de la señora ganadora al Goya de animación. Me pregunto si aún seguirá hablando. Lo breve si bueno, dos veces bueno.
• Actuaciones sin hilo y que no venían a cuento. Es la noche de celebración del cine español. No es “Tocatta” o la gala de Nochevieja. Siempre es un placer ver a Sabina, pero ¿cantando uno de sus temas?

Habrá que esperar al año que viene y a la segunda parte de “Uncharted” para ver, si en ambos casos, el destino nos depara algo mejor. Ojalá los astros se alineen y sea así. Mientras tanto seguiremos viendo más y más cine. Deseo de cinéfilo apasionado.