“TOP” CRUISE.

Tom Cruise es muy TOP. Y el que no lo quiera ver que no lo vea. Es una leyenda. Y punto. Puede que no sea el mejor actor del mundo, porque no lo es, ni pretende serlo (aunque haya demostrado con creces su talento interpretativo muchas veces en películas como “Magnolia” o “Nacido el 4 de Julio”). Pero su carisma y su fotogenia llenan la pantalla. Y eso no se le puede negar. Tom brilla en cada uno de los fotogramas donde quiera que salga. Y es una estrella de cine. Que tampoco nadie lo ponga en duda. De esas que mueven a los cines a miles de espectadores a ver una película sólo por su nombre. Ya de las últimas. Porque cada vez escasean más. Los nuevos tiempos y las nuevas maneras de consumir celuloide están acabando con ellas. Cada vez son más efímeras, como las modas. Pero Tom no, llegó desde un principio para quedarse. Para demostrar que él no había venido para un rato, sino que pasaría por pantalla hasta que su cuerpo y su mente no puedan más.

Porque eso es otro tema… qué energía, qué ganas y qué ansia de juventud. Porque al señor Cruise no le pesan los años, él cada vez le pide al cuerpo y a sus guiones más y más. Que no necesita dobles de acción, que no… que él se tira por donde haya que tirarse, vuela lo que haya que volar, escala lo que tenga que escalar y hace lo que el guion le pida con tal de dotar al filme de veracidad, que de eso en definitiva es de lo que se trata. Y si hace falta promocionarlo luego, ningún problema. Firma los autógrafos que se requieran y se hace las fotos que «ídem». Para que luego digan que la actitud no es importante. De hecho, en esta vida es lo más importante… no lo duden nunca, amigos “hoymevoyalcinemaniacos”. Actitud, siempre actitud.

Y Tom vuelve a la carga. Con fuerza. Dispuesto a petarlo en la taquilla (de hecho, lo ha hecho, el fin de semana ha reventado todas las previsiones y se ha salido). Y es que él fue de los que se comprometió desde un principio a eso de salvar el cine. Y está ayudando a hacerlo. Y lo ha dejado claro, él no se venderá a plataformas. El que quiera verlo, como debe ser, que pase por sala y cuanto más grande mejor. Pues “Top Gun Maverick” es un inmenso espectáculo que hay que ver en cuanto mayor sea la pantalla mejor. Ténganlo claro. Por muy bueno que sea su monitor, nada como verla en la sala oscura, en el templo del séptimo arte. Tom y yo pensamos de la misma manera. Dicho queda.

“Top Gun: Maverick”. (Dir: Joseph Kosinski).

No soy muy fan de la primera de “Top Gun”. Pero tenía muchas ganas de ver esta su secuela. Básicamente porque todas las críticas que había leído eran fantásticas. Así que acudo el día del estreno, en familia, para no leer ningún “spoiler”. La gozo. Lo mismo que el resto de mi “tribu”. Lo pasamos en grande con este fantástico entretenimiento “palomitero” (que nadie vaya buscando a Tarkovski) de gran calidad y máxima adrenalina. Cine de acción pero “gourmet”. De lo bueno, lo mejor.

Muchos son los factores que hacen que vibre tras su visionado. Vamos con ellos.

  Para empezar ese espíritu retro, de nostalgia de cine ochentero. Nada de efectos especiales y mandangas. No. Una buena historia de personajes y escenas de lo más verídicas y reales. Huele a cine de nuestra juventud e infancia (eso, los que somos cuarentones) por los cuatro costados. Por todos sus poros. Y se agradece en tiempos de tanto estruendo, decibelio y CGI.

Continuamos con una entretenida historia de segundas oportunidades (en la que nuestro protagonista volverá a la academia que le enseñó a volar, esta vez como instructor de vuelo, para encargarse de una misión de lo más peligrosa y necesaria) y de cerrar heridas del pasado, que termina en un tercer acto de lo más “adrenalítico” que he visto yo en pantalla en mucho tiempo. Su tramo final es realmente gozoso, con esas escenas rodadas con el mayor sentido de la realidad que hacen que tu sistema nervioso se ponga a trabajar al máximo y que tu cuerpo y corazón vayan a mil revoluciones por minuto. Acción de la buena. Sin trucos. Directa. Veraz. Muy conseguida y de la que llega.

Y terminamos con una buena dosis de carisma, insisto, la de un eternamente joven Tom Cruise, quien llena con su aura de mega estrella cada uno de los fotogramas. Y se deja acompañar muy bien de un talentoso reparto juvenil, él tiene claro que también hay que ir dando relevo, y de una súper atractiva, aparte de súper actriz,  Jennifer Connelly, por la cual no parece haber pasado los años.

En definitiva, un “blockbuster” de calidad sobresaliente que da el pistoletazo de salida de la temporada de súper producciones del verano y que sólo nos hace desear que todas las películas que estén por llegar, en esta la temporada estival, tengan una calidad similar o superior (y si tienen la mitad, también nos conformamos, que ya será mucha).

Concluyendo. Si lo que quieren es pasar un buen rato en el cine, desenfadado y del de no pensar mucho, pero disfrutar a tope con una cinta de acción de las buenas, no lo duden, esta es su película. Fantástica. Muy entretenida. Y, por lo tanto, muy, pero que muy, recomendable.