Nada como ir al cine en familia. Nada como la sensación de compartir una buena tarde de película en compañía. Aventuras, dibujos animados, comedia, ciencia ficción, … Da igual. La sensación de pasar una tarde todos juntos y compartiendo una afición común. El cine. En mi caso se cumple. Somos cuatro en casa y los cuatro compartimos “hobby” (no es el único, también compartimos otros muchos). Probablemente porque yo, cinéfilo de pro, lo haya fomentado. Casi nada viene por ciencia infusa. Mi primer hijo pisó una sala de cine por primera vez a los 2 años. Era verano y hacía un calor de muerte. Decidí llevarlo a ver la última de dibujos animados, pensando en que el mal menor sería que nos tuviésemos que salir a los diez minutos ante el berrido de la pequeña criatura ante el apagón de la sala. “Nanai” de la china. Se apagaron las luces. A mí me invadía el miedo de saber si aguantaría o no la sesión. Se hizo el milagro. Ni se inmutó. Se quedó paralizado hasta el fotograma final. Estaba claro que lo llevaba en los genes. Algo de mi pasión cinéfila se había transmitido a través de la genética- Desde entonces compartimos ese placer. También su hermana, mi hija. Y me alegro un montón. Y ya no solo porque estoy seguro de que podrán disfrutar de esa cosa mágica que tiene el séptimo arte, algo que me ha proporcionado emociones inimaginables desde muy pequeño, desde que lo descubrí cuando en una sesión del colegio, apenas cursaba 2º de Primaria, me llevaron a ver “El mago de Oz”. No solo porque reirán, sufrirán, emocionarán, se asustarán, y vivenciarán mil emociones más, sino porque su mente será mucho más abierta y libre. Aprenderán un montón de cosas y sentirán empatía por un montón de problemas que, probablemente, no formen (ojalá) parte de su mundo (racismo, homofobia, exclusión social, …), aunque estén pasando muy cerca de ellos. El cine les hará pensar y reflexionar y darse cuenta de muchas cosas en las que, casi seguro, nunca dedicarían su intelecto ni un minuto.
Lleven a sus peques al cine. E invítenles a que lean. Y que vayan a exposiciones. Y conciertos. Y que escuchen todo tipo de música, de Mozart a “Estopa”, de Billie Holiday a los “Rolling Stones”. E invítenles a que viajen y conozcan otros pueblos, otras tradiciones, otras religiones, … En definitiva, descúbranle la Cultura (y lo pongo con mayúsculas, porque así lo siento yo) porque su mente y su alma, estoy seguro, al menos conmigo ha sido así, se lo agradecerán. Háganme caso. Harán de ellos unas más interesantes y unas mejores personas.
Dicho esto, vamos con el último cine infantil visto.
“Espías con disfraz” / “Spies in disguise” (Nick Bruno y Troy Quane):
No me esperaba nada de ella. De hecho, prometía hasta poco. Sorpresa. Más que digna es esta nueva cinta de dibujos animados de la casa Blue Sky. Entretenida a muerte, con gran calidad en los dibujos (algo que ya es casi norma hoy en día en el mundo de la animación) y con un gran sentido del humor, “Espías con disfraz” es una notable cinta para pasar una más que disfrutable tarde en familia. Una especie de peli a lo James Bond, la trama tiene lugar en el mundo de los espías, para los más pequeños. De hecho, su protagonista es una especie de 007 pero con aspecto de Will Smith (él es el actor que pone la voz en la versión original y el personaje está claramente inspirado en él), que verá como su vida se complica cuando el malvado de la cinta se haga pasar por su persona. En su proceso de arreglar ese desaguisado, su vida se complicará, aún más, cuando el azar haga que su destino se cruce con un “freaky” de la ciencia que innovará con él usando uno de sus experimentos, todo de manera inintencionada, convirtiendo al experto en espionaje en una paloma voladora. A partir de ahí el caos. Todo para resolver el entuerto de las plumas y del peligro que azota el mundo, por ese malvado de malsanas intenciones.
Lo que digo. No es el mejor Pixar, pero sí una cinta muy recomendable para los más pequeños de la casa y en donde los más grandes para nada se aburrirán. Recomendable.
“Jumanji. Siguiente nivel” / “Jumanji. Next Level” (Jake Kasdan):
No puedo decir lo mismo de la continuación del “reboot” de 2017 (a su vez basada en la cinta original de 1995) de “Jumanji: Bienvenidos a la Jungla”. No me aporta nada la continuación de esta cinta familiar cuyas anteriores entregas me parecían entretenidas, sin más. Y esta no es que no lo sea, porque para nada pasas un mal rato. Pero tampoco aporta nada más. La trama (una vuelta de nuevo a la partida del juego que da nombre a la película, con nuevas aventuras y pruebas que pasar para salir vivos de la misma) no es nada novedosa, el sentido del humor más bien facilón y en ningún momento hay ningún giro, escena o personaje que te deje con la boca abierta, por ingenioso, divertido, insólito o genuino. Correcto. Sin más. El típico 5. No molesta verla, pero tampoco me dice nada más. Lo mejor: sus escenas de acción y aventura a base de animales (camello, avestruces, monos, …). Lo peor: El resto. Poco más que decir. Ya me dirán ustedes si terminan yendo al cine a verla. Suya es la última palabra.
Has tenido suerte, qué estas generaciones son más de llevar la contraria a sus padres 🙂
Enhorabuena… ya tenemos herederos del blog jejeje
Los enanos se entretienen con cosas muy distintas a los adultos. Y las disfrutan a su modo, ruidoso modo!
De hecho ir al cine en sesión infantil suele ser un sufrimiento para los cinéfilos 🙂
No tienes que ver el exitazo mundial que es la segunda parte del reboot de Jumanji
(La original sí que era una obra de arte)
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Lo importante es que los peques crezcan amando el cine, así luego es más fácil que te acompañen en ti hobby. Aunque es verdad que ciertas sesiones matinales son auténticas locuras. Aunque tengo que decir que a veces se portan mejor que los mayores, los cuales no tienen excusa. Un abrazo, Benja.
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