Hay películas que utilizan el sentido del humor para denunciar el horror. La risa para criticar la tragedia. La ironía y el sarcasmo para lanzar mensajes claros ante la maldad, la ignominia, el abuso, el odio y todo aquello que pertenece a la cara B del ser humano, a la parte negativa, vil, malvada y detestable del hombre. Películas que, como “La vida es bella” de Roberto Benigni, el “Ser o no ser” de Lubitsch o “El gran dictador” de Chaplin, entre otras, denuncian hechos salvajes, pero utilizando una cara más cómica y amable que el drama puro. Son cintas que utilizan el sentido del humor para hablar de la barbarie. Que, a modo de cuento y de metáfora, ponen el foco en la parte más cruenta y oscura del ser humano, siempre para denunciarla. Que, usando la risa y el humor (algo que he defendido, junto a la verdad y la honestidad, siempre en la vida; hay que reírse hasta de uno mismo) como elemento principal, atacan los hechos más deleznables de la Historia de la Humanidad. Yo las compro. Creo en ellas. Porque no hay nada más eficaz que una risa que te congela el alma, que un chiste que te deja seco, paralizado, mudo. Que un gag que te estremece y conmueve. Esa combinación de drama y comedia, de carcajada y llanto, de risa y lágrima, que te hace disfrutar a la vez que reflexionar y, siempre, señalar aquellos errores que nunca más se deben de cometer. A todas esas películas se le añade una nueva (y muy buena). Me estoy refiriendo a la muy recomendable “Jo Jo Rabbit”
“JoJo Rabbit” (Dir: Taika Waititi):
“Jo Jo Rabbit” cuenta la historia de JoJo Betzler. Un adorable niño que vive, exclusivamente, en compañía de su madre. Estamos en plena Segunda Guerra Mundial. Jojo es un alemán perteneciente a las Juventudes Hitlerianas a cuya ideología vive entregado. De hecho, su mejor amigo no es otro que Hitler, compañero imaginario con el que charlotea y debate en secreto de todas las preocupaciones que tiene y males que le provocan zozobra en su temprana existencia. También tiene un gran amigo de carne y hueso, Yorki (¿quizá el personaje más adorable que hemos visto en cine últimamente?), con quien comparte su día a día. Todo irá bien en su vida, guerra aparte, hasta que descubra en su casa a una niña judía que vive escondida tras una de las paredes de su hogar. A partir de ese momento tendrá que enfrentarse al conflicto vital más difícil que ha tenido en su vida. ¿Será capaz? Esa es la pregunta.
Como ven la trama no puede ser más original y delirante. Pero es que no es solo eso lo diferente, singular y brillante, que quede claro. Todo en “JoJo Rabbit” desprende creatividad e imaginación, amén de calidad. Desde esa cuidadísima puesta en escena, entre lo naif y lo retro, que recuerda al mejor Wes Anderson (“Moonrise Kingdom”, “El gran Hotel Budapest”, “Viaje a Darjeeling”, …) y que no puede derrochar más ingenio. A esos ingeniosos diálogos, entre lo surrealista y lo tronchante, que dan lugar a secuencias no menos surrealistas y tronchantes (la clase de lanzamiento de granada, el monólogo padre-madre de Scarlett, cada una de las intervenciones de Hitler, …). Al uso de “temazos” musicales anacrónicos, que no pueden acompañar y potenciar mejor a la locura histórica que estamos visionando, que nos llevan de Los Beatles a David Bowie. Al uso de un sentido del humor sarcástico, satírico, mordaz, ingenioso, negro, muy negro, absurdo y loco, que te saca la carcajada, no sólo la risa, muchas veces. A veces para congelártela en un plumazo acto después, que quede claro. A unos adorables y locos personajes: desde JoJo (Roman Griffin Davis) a su madre (Scarlett Johansson); de Yorki (Archie Yates) a Elsa (Thomasin McKenzie), la niña judía; del capitán Klenzendorf (Sam Rockwell) a sus inseparables Fraulein Rahm (Rebel Wilson) y Finkel (Alfie Allen). Todos sus actores bordan sus peculiares personajes. No menos su creadorr, que hace las veces de director-actor clavando un histriónico y tronchante Hitler.
En fin, que “Jojo Rabbit”, es una gran y necesaria película. Grande por su magia, originalidad, diferencia y calidad, y necesaria por su claro mensaje antibélico y antifascista (que necesitamos mucho aún hoy en día; ¿quién lo iba a decir?) que nos recuerda que no hemos de caer una vez más en nuestros grandes errores humanos.
Sólo un pero (para que no digan luego que sólo veo virtudes en todas las películas que veo): su ritmo. Quizá, el haber centrado toda la película en la originalidad y el mensaje ha hecho que la película adolezca un poco en cuestiones de ritmo y emoción dramática. Que a veces le falte un poco tensión y adrenalina. Un mal menor que queda solventado ante tanta gracia, desparpajo, inteligente denuncia y desquiciantemente genial puesta en escena. Gracias a eso y a esos adorables personajes (¿Verdad Jojo? ¿¿Verdad Yorki?) que acompañarán para siempre nuestra cinéfila retina y sensible alma. Al menos la mía. No se la pierdan.
Si la comparamos con la del Benigni, ya es para verla. Anotamos!
Está la Scarlett que se sale con tanta actuación…y nominación…
Curioso que el director haya hecho el papel de Hitler…
Director que tiene esa manía por cierto, en la última de Thor, qué también hizo, hace un papel también…
Cosas de directores!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Fan de Scarlett, del muy loco director Taika Waititi y de Benigno. 🙌🏻 Un abrazo, mi contrablogger. Felipe.
Me gustaMe gusta