Ni frio ni calor

Hace unos años, concretamente en el 2013, llegaron unas princesas de nombre Ana y Elsa, para arrasar con la taquilla y convertirse en todo un éxito a nivel mundial.  No solo eso. Sino que se quedaron con nosotros. Su triunfo fue más allá de lo económico y su exitosa película, “Frozen”, hizo que las dos, junto al resto de entrañables personajes (Sven, Krystoff, Olaf,…) perduraran en nuestro cerebro y en nuestra retina. Ganaron nuestro corazón. Y hoy, no hay niño ni adulto que se precie que no conozca a estas dos empoderadas princesas del mundo del hielo de fama absolutamente internacional. Qué decir de su tonada, ese canto a la libertad y a ser tú mismo que es su “Let it go” que, los que tenemos hijos, llegamos a escuchar cientos de veces de manera incesante en todo tipo de dispositivos audiovisuales a los que se acercaban nuestros entregados y abducidos por el canto del hielo “polluelos”. Casi se convirtió en todo un himno de nuestra paternidad y su soniquete está grabado a fuego, cual tatuaje en piel de futbolista, en cada una de las neuronas que conforman nuestro ya muy trabajado, al menos el mío,  cerebro.

En fin, que “Frozen” nos gustó. Y vino para quedarse. Para convertirse en un clásico Disney. Su historia y sus personajes eran disfrutables. Pasabas un buen rato y te entregabas a su original historia y también a sus canciones (muchas y pegadizas). Por eso había ganas de este “Frozen II”. Había curiosidad por saber si se habían esforzado en mantener el listón de la primera. Pues ya la he visto y este es el resultado. No “Let it go” pero sí “Let´s go” o, en el idioma de Don Quijote, vamos con lo que me ha parecido la continuación de la cinta de animación.

“Frozen II”:

Lo resumiré en una frase: Ni frío ni calor. No me quedo congelado, como hubiera venido que ni al pelo por el título, pero tampoco salgo acalorado del entusiasmo. Tibia, quizá sea la temperatura con la que abandono la sala de cine. Resumiendo: “Frozen II” mantiene intacta la magia de la primera, así como el encanto de sus entrañables personajes, pero no llega a alcanzar las cotas de calidad de la primera. El problema: su historia, la cual no está a la altura de la cinta original. Entretiene, sí, y pasas un buen rato, también, pero en ningún momento quedas absolutamente entregado a su trama, ni enganchado ni emocionado con todo lo que pasa en pantalla. Se ve, sin más.

frozen2

            Mantienes intacto el interés por esa aventura que Ana y Elsa llevarán a cabo en un bosque encantado que tendrá mucho que ver con su pasado y con la naturaleza mágica de nuestra “chica hielo”. Disfrutarás de una animación cuidada, marca de la casa Disney, así como de muchos momentos de brillantez: ese caballo de agua y hielo, el momento del tema musical principal de la película, los momentos “one-alone showman” del muy divertido Olaf, esa preciosa criatura vinculada al fuego, … Pero poco “plus”. No me aporta mucho más que el hecho de pasar una tarde entretenida de cine en familia, lo cual siempre es disfrutable y, para el que escribe estas líneas, todo un planazo… Así que ni tan mal. Pero, quizá esperaba más o, al menos, creo yo, que dos personajes tan redondos como son Elsa y Ana, amén de toda su banda, toda su troupe, merecían una historia mucho más cuidada y llena de pasión. Solo así me hubieran sacado del enfriamiento supino y no me hubiera quedado en la proyección tan enfriado como pie de muerto. A lo mejor habrá que esperar a la próxima aventura para que podamos disfrutar de ese argumento potente que bien merecía la saga y no esa sinopsis flojita, sacada como de un segundo capítulo de una serie de sobremesa, que nos han mostrado esta vez. Me quede o no yo “Frozen”, creo que Elsa y Ana y, si me apuran, todo Arandelle, bien  lo hubieran merecido.

 

2 comentarios sobre “Ni frio ni calor

  1. Joer Felipe tío, qué va a ser Navidad!!
    Pareces el Grinch ése (qué nunca he visto por cierto) jejeje

    Pedazo crítica destructiva te has marcado.
    A tus enanos les gustó, no? Pues haber levantado la mano… jejeje

    Pero no, bien hecho! Tienes que ser fiel a tus percepciones.
    Hay que acabar con el angelito susurrándote al oído, «no le pongas menos de un 6″…
    Ese diablillo del otro hombro, debe salir a la luz de vez en cuando, y me alegro…

    Ya me lo estoy imaginando diciéndote al oído:
    «Suéltalooooo, suéltaloooooo, dale cera a Frozeeeeeen Doooooos!!!»
    😀

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