“Casi 40” (Dir: David Trueba):
Me gusta todo lo que hace David Trueba. Me gusta su cine y su manera de escribir, al menos sus artículos periodísticos. De sus novelas solo puedo decir que me estoy leyendo una de ellas, “Saber Perder”, y aunque me encuentro en el primer tercio, me está encantando (os la recomiendo aún sin haberla terminado). Así que me acerco a “Casi 40” con ganas, muchas, y más cuando por lo que sé, ésta se plantea como una especie de continuación no real (no es una segunda parte, ni habla de los mismos personajes, pero en esencia podrían serlo) de su primera película, “La buena vida”, la cual no he vuelto a visionar desde su estreno, pero de la que guardo un muy buen recuerdo. En aquella, los mismos actores, Fernando Ramallo y Lucía Jiménez, se enfrentaban a las primeras dudas ante la vida que se plantean en la adolescencia, si no recuerdo mal. Y lo hacían con naturalidad y frescura. Y yo me enganché a su historia y sus diálogos. O al menos eso dice mi nostálgica memoria.
Ahora, esos mismos actores se enfrentan a ese temido momento para todo joven que supone el llegar a los 40. Y aquí ya no hablan de sueños y promesas, como hacían en la peli de antaño, sino de decepciones y planes no cumplidos, de deseos aún por cumplir y frustraciones. De lo que pudo ser y no ha sido, de lo que es y no tuvo que ser, de lo que podría ser y no será… En fin, de lo que supone llegar a la madurez, tener hijos, asentarse y adaptarse a la versión que a cada uno le haya tocado de sus ilusiones de jóvenes, o, por el contrario, de vivir solo, sin pareja, ni plan a la vista que valga y seguir soñando con ese “imaginado paraíso “de amor y existencia que está aún por llegar… En definitiva, de la vida. Y lo hacen con una historia mínima, grabada casi de manera artesanal, con la música como el tercer gran protagonista (la historia habla de un reencuentro entre dos ex con motivo de una gira en la que ella ejercerá de cantante y él de una especie de manager; una gira pequeña e íntima, como la historia, por librerías y locales alternativos, que servirá de reencuentro para estos ahora amigos, antes enamorados amantes) y a base de varias escenas llenos de diálogos existencialistas sobre los grandes temas de nuestro devenir.
En definitiva, la cosa no puede pintar mejor, y tiene todos los elementos para encantarme. Y así me siento ilusionado en la butaca. Pues nada. No lo logro. No me lo acabo de creer. Todo me parece teatral e impostado. No me acabo de creer a ninguno de los actores protagonistas (y mira que me encantaron en la ópera prima del Trueba Jr), ni los diálogos supuestamente naturales pero llenos de miga, que me resultan en muchos casos hasta acartonados y pocos realistas. En fin, frustrante, como la vida misma una vez más. Porque ganas le tenía. Pero no acabo de conectar con su pareja protagonista ni con lo que les pasa. Con lo cual lo visiono con agrado (tiene elementos buenos: algunos diálogos, los secundarios, la música, siempre la música,) pero no me apasiona en ningún momento, con lo cual salgo del cine con una sensación agridulce parecida a la que tienen sus protagonistas: lo que es y lo que pudo haber sido, … En fin, amado Trueba, otra vez será. Yo seguiré viendo tus pelis, lo prometo.
“Hotel Transilvania 3. Unas vacaciones monstruosas” / “Hotel Transylvania. Summer vacation”. (Dir: Genndy Tartakovsky):
Y de la intensidad del pequeño de los Trueba a la sencillez, o simpleza, no sé yo, de los vampiros de “Hotel Transilvania 3”. Sesión infantil con doble de palomitas. Y el resultado, pues lo esperado. Una entrega más de la franquicia: entretenida, divertida y amena. Nada más. Los niños, encantados. Los mayores, pues, …normal, ni sí ni no. Porque lejos de ser una peli aburrida, que no lo es, le falta ese plus al que nos tiene muy mal acostumbrados la animación actual (me remito a la no muy lejana “Coco”, por ejemplo), que nos hace salir del cine, en el caso de películas como la que comento, con la sensación de, una vez más, lo que es y lo que podía haber sido, como los casi cuarentones en crisis. La historia, curiosamente, también habla de crisis: en este caso la del patriarca Drácula que ve la necesidad de tener una aventura amorosa tras haber superado la muy ya lejana muerte de su amada y difunta esposa. ¿Dónde la buscará y/o encontrará? Pues en un crucero para monstruos donde a nuestros protagonistas les pasará de todo. Y de nuevo, la importancia de la música. Y no digo más. Vayan a verla solo si tienen retoños, si no, yo me la ahorraría. Palabra de vampiro cuarentón (sin casi).
Por lo que te leo, lo mejor de la peli de Trueba es el cartel!
Con nuestra amada Salamanca de fondo 😀
También algunas escenas de las peli, las rodó aquí por lo visto…
La de dibus, la apuntamos para las ‘jefecillas’!
Gracias por los aportes semanales.
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Si. Me encanta que está rodada por los campos Castellanos y salen muchas ciudades de Castilla y Leon. Entre ellas, nuestra bonita Salamanca. En concreto, dos librerías: Letras corsarias y Manolita. Te hace ilusión reconocer lo propio. Una pena que luego la historia no me enganchara. Ahora a esperar a Amenabar y ver cómo ha rodado a nuestra ciudad. Un abrazo: Felipe.
Felipe.
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