Tirar para adelante.

            Hay momentos duros en los que a uno no le queda otra que tirar para adelante. No hay más. La vida te plantea situaciones complejas, al límite, extremas, duras y dolorosas, en las que lo único que puedes hacer es sobrevivir, resistir, no pensar y salir del paso como se pueda. No hay otra salida.  Ningún otro camino. El único objetivo ya no es pensar en mañana, ni vivir el presente, sino en mirar hacia adelante con el exclusivo reto de seguir existiendo, subsistir, seguir en este mundo, te guste o no.

            Muchas son las personas que a lo largo de la historia se han visto sometidas a situaciones adversas, nada complacientes y fáciles, absolutamente trágicas, dramáticas, casi irracionales, completamente inhumanas, en las que existir casi era un castigo. Pero aun así, el ser humano se agarra a ese instinto casi primitivo, animal, de seguir aquí, aunque las fuerzas estén bajo mínimos, apenas existentes.

            Voy a ver una película de uno de esos momentos en los que vivir costaba, dolía, machacaba. La posguerra. Esto es lo que me parece.

“La buena letra” (Dir: Celia Rico Clavelino):

             Me gusta mucho “La buena letra”. Me parece una gran película. No sólo porque homenajea a todas esas mujeres que tuvieron que salir adelante, a base de arrojo y fuerza, cuando apenas les quedaba nada, ni material ni espiritual, en época de posguerra, sino porque lo hace a través de un precioso personaje, esa Ana foco de todo el filme, ejemplo de sensibilidad y fuerza, de arrojo y entereza, que tan bien interpreta Loreto Mauleón, fantástica ella, sino también por cómo lo hace, de una manera directa, seca, concisa, sin manierismos ni extravagancias, de un modo tan árido y austero, como lo fue el momento histórico que representa.

            Sí. Me gusta lo que quiere reflejar, el dificilísimo momento que supuso ese periodo de nuestra historia, justo después de la dolorosa guerra civil, la no menos dolorosa y árida posguerra, en la que la gente tuvo que tirar para adelante a base de supervivencia, sufrimiento y guisos de patatas con laurel.

            Sí. Me gusta cómo la directora nos lo cuenta. De una manera desprovista de cualquier adorno, absolutamente monacal, austera en movimientos y gestos, sin música (salvo la diegética, la que forma parte de la historia, de gran importancia en la trama), con planos sencillos y concisos, perfecta metáfora del arduo momento del que está hablando.

            Sí. Me encanta el personaje principal en torno al que gira toda la película, esa Ana, mezcla de emoción, sensibilidad, sensatez y garra, que tiene que tirar adelante no sólo de ella sino de toda su familia, quien pese sea cual sea su situación, no se rinde, no se vence, no abandona la batalla… Alguien que está siempre para todos, aunque no siempre todos estén para ella.

            Sí. Me encanta la actriz principal, una Loreto Mauleón que está impecable como protagonista y que te engancha a su interpretación, tan minimalista como plausible, perfecta en ese personaje bombón al que es imposible no querer y compadecer. Imposible no empatizar con ella y su difícil situación.

            Una gran película. Sencilla pero muy bella. Dolorosa, triste, pero llena de verdad y belleza. A algunos le resultará lenta, entendible; otros la tildarán de demasiado austera, también comprensible, porque lo es. A mí me parece una brillante, sobresaliente, reflexión sobre lo que supuso la posguerra, contada de la manera sobria e inteligente que debía de ser contada y, por lo tanto, no puedo hacer otra cosa que recomendárosla, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”. Otro buen ejemplo de nuestro gran cine.

NOTA: Hablando de la dureza de la vida y de eso de tirar para adelante, veo también “La historia de Souleyman”. Gran película. Muy dura. Os hablo de ella en mi próximo post. Hasta entonces pues, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”.

2 comentarios sobre “Tirar para adelante.

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