Soy muy fan del clan de los Trueba. Son inteligentes, muy divertidos, creativos y llenos de sensibilidad. Sus obras están llenas de sarcasmo e ironía, y en muchos momentos alcanzan cotas de enorme brillantez. Así como me encanta el amor que tienen por el arte en todas sus vertientes, sea cine, pintura, literatura o música.
He disfrutado mucho con su genio y algunas de sus creaciones, tanto cinematográficas como literarias, y algunas de ellas forman parte de algunas de mis experiencias favoritas en una sala de cine (o fuera de ella). De este modo la gocé con “Belle Epoque”, “La niña de tus ojos”, Calle 54”, “El olvido que seremos” o “Dispararon al pianista”, de Fernando Trueba. Me encantaron “La buena vida”, “Soldados de Salamina”, “Vivir es fácil con los ojos cerrados” o “Saben Aquell”, de David Trueba, así como su bellísima novela, os la recomiendo muchísimo, “Saber perder”. Así como veo mucha inteligencia y buen hacer en el cine del recién llegado y más novel Jonás Trueba.
Esta, mi primera semana de vuelta al cine, se la dedico a dos de ellos, padre e hijo, Fernando y Jonás, y esto es lo que pienso de ellas.

“Volveréis” (Dir: Jonás Trueba).
De sencilla, muy inteligente y divertida, califico la última obra de Jonás Trueba, ganadora del prestigioso premio a la mejor película europea de la «Quincena de realizadores» del Festival de Cannes. Me encanta su premisa y, a pesar de su minimalismo, su director sabe exprimirle gran jugo. Cuenta la historia de una pareja que decide celebrar su separación. Sí, habéis leído bien, … Ellos se siguen queriendo, pero han decidido no seguir juntos y quieren, aconsejado por el padre de ella, celebrar su adiós definitivo. Como una boda, pero al revés. Algo que dejará en KO técnico amigos, familiares y conocidos, así como removerá el yo más interior de nuestros dos protagonistas en su momento amoroso terminal…
La idea es brillante y muy bonita. Y sirve de ejemplo de cómo dejar atrás las cosas que nos importan de manera civilizada. De priorizar el entendimiento, el diálogo y el amor, al rechazo y al odio. Además, está desarrollada con una muy interesante y brillante propuesta meta-cinematográfica en la que ella, a modo de alter ego del propio director de la película, está rodando una película sobre una pareja a la que le pasa lo mismo, generando un juego de espejos narrativo de lo más inteligente, original y jocoso.
Es la película que más me gusta hasta la fecha de Jonás Trueba y aunque la disfruto de principio a fin, mucho, me sigue resultando un tanto impostado y artificioso su “falso” naturalismo. Su cine de tendencia austera y realista me sigue pareciendo un poco forzado y afectado. No sé explicarlo del todo, pero me pasa…
Aún así, me parece una película más que notable, llena de cosas buenas y gracia, la cual disfrutarán muchísimo los amantes del cine más independiente y de autor.

“Haunted Heart (Isla Perdida)” / “Haunted Heart” (Dir: Fernando Trueba).
No tenía muchas ganas de ver la nueva de Fernando Trueba ya que las críticas y comentarios no acompañaban mucho a la misma. Voy porque, entregado a mi blog y mis seguidores, me parece una buena sesión doble, por eso del parentesco genealógico, para mi nuevo post.
“Haunted Heart” es un drama romántico, que deviene en thriller, que cuenta la historia de una chica que, huyendo de su pasado, llega a una isla griega a trabajar en un restaurante. Allí se sentirá atraída, fascinada y posteriormente enamorada, del intrigante, magnético y muy reservado, dueño del hotel. A partir de ahí comenzará una relación en la que no todo es lo que parece.
Si bien es verdad que el filme lo encuentro irregular, demasiado alargado y que peca, tanto visual como narrativamente, de ser demasiado convencional, un poco «demodé», quizá, me engancha más de lo que pensaba. No es una gran obra, más viniendo del gran Fernando Trueba, pero tiene suficientes elementos para captar mi atención. Desde su entretenida e interesante trama, a sus bellas localizaciones, pasando por sus dos fantásticos actores principales (gratísima sorpresa Aida Folch, que está fantástica). Así como la presencia del jazz, como otros muchos detalles llenos de sensibilidad y cultura, algo que ya es sello en toda obra de nuestro genial Fernando…
Se ve bien y se disfruta, sin llegar, si bien es verdad, a emocionar ni apasionar. Le hubiera venido bien una vuelta al guion y a la puesta en escena, quizá demasiado previsibles y con falta de riesgo. Aun así, disfruto de su visionado.
Pues seguiré yendo al cine y a ver las obras de los Trueba, no lo duden, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”, deseando algún día poder estar en algunas de sus tertulias sobre cine y vida. Ojalá.
