La dificultad de ser espía (o profesor). Milady y la sala de profesores.

¡Qué difícil ha de ser espía!! No lo he sido ni creo que lo sea nunca, aunque quién sabe, mi vida es una caja de sorpresas, pero puedo imaginar que eso de estar todo el rato jugándose el tipo en favor de una misión, así como de vivir siempre escondido, en modo camuflaje y sin poder mostrar del todo tus cartas ha de ser agotador. Parece exótico cuando lo ves en las pelis, pero tiene pinta de que eso queme hasta al más entregado. Una profesión agotadora, seguro, … Ahora, no menos que la de ser profesor en estos días.

De ser docente sí que puedo pronunciarme, porque ejerzo, entre otras muchas cosas, de ello cada día. Y puedo asegurar que una profesión que es de una belleza inalcanzable, por eso de transmitir conocimientos, abrir mentes y generar vocaciones a tus alumnos, sean de la edad que sean, en mi caso adolescentes, y que tiene en la maravilla del trato humano como su esencia vital, se está convirtiendo en una actividad de difícil desempeño por todos los obstáculos que empieza a acarrear aquello de dar clase. Y ya no sólo hablo de leyes utópicas que desarrollan pedagogos ilusos que no han pisado en su vida un centro escolar y que hacen que uno ya no sepa qué es lo que hay que dar, cómo hay que hacerlo y, menos a aún, evaluarlo (rúbricas, situaciones de aprendizaje, estándares, … son palabras que nos arrollan cada día), sino sobre todo por una comunidad educativa cada vez más altiva y combativa, menos colaboradora, que enturbia y cuestiona casi todo en nombre de sus derechos y nunca revisando cuáles son sus deberes. Me refiero a alumnos y padres que muestran una gran resistencia con una lupa magnificada siempre en busca del error y nunca del acierto, algo que hace descorazonador y muy difícil aquello de enseñar y que crea estudiantes cada vez menos autónomos y frágiles y con una resistencia a la frustración inexistente.

Una pena, porque insisto, somos muchos los que amamos esta profesión y nos descorazona ver como perdemos el prestigio ante una sociedad cada vez más paternalista y menos cálida.

Y esto se lo dice un entusiasta de las aulas. Un emocionado de la pedagogía. Alguien que cuida a sus alumnos al cien por cien, como ellos a mí, todo hay que decirlo. Pero que empieza a tener una cierta tristeza por los tiempos, equivocados, y esto es una apreciación personal, nunca lo olviden, que corren.

Pero dejemos la vida, que eme enrollo, y hablemos de cine. Porque esta semana toca una de profesores y dos de espías. Vamos con ellas.

“Sala de profesores (Dir: Ilker Çatak):

Potente, interesante y muy entretenido es este thriller alemán que ha llegado a conseguir nominación en la categoría de mejor película internacional, donde la competencia era atroz, lo cual ya dice mucho de la calidad de la cinta. Cuenta las vicisitudes que pasará una idealista y honesta profesora con sus alumnos, los padres de estos e incluso sus compañeros, cuando se comete un caso de robo en el centro escolar donde trabaja. Habla de muchos temas relacionados con la educación y que al fin y al cabo son reflejo de la sociedad histérica, hiper proteccionista, paternalista y llena de derechos, pero pocos deberes que estamos creando. Genera muchas cuestiones e invita al debate. Está rodada con garra y hay misterio. Es realista y desprende verdad en cada toma.

Sólo un problema. Abarca mucho y se pierde en demasiados temas para el debate. Quizá un mayor foco en uno de los conflictos que planean sobre la cinta le hubiera dado un resultado más redondo y perfecto. Se pierde en un maremágnum de subtramas y conflictos. Aun así, se ve con mucha gana y en ningún minuto uno se abandona al desinterés. La valentía y la honestidad de esta docente te atrapa desde el primer minuto en un combate con una sociedad aborregada que no deja que le exijan nunca cuando está exigiendo constantemente.

Recomendable para los que les gusta el cine de autor de temática social y realista.

“Los tres Mosqueteros: Milady” / “Les trois Mousquetaires: Milady” (Dir: Martin Bourboulon):

Milady, la segunda parte de la nueva versión de “Los mosqueteros” rodada en Francia, sin embrago, regular. Un tanto aburrida, descafeinada y poco interesante. Como en la anterior hay buena producción histórica y buenos actores. Trata de reflejar de manera minuciosa la novela, focalizándose esta vez un poco más en el personaje de Milady, espía del cardenal Richelieu, de gran importancia en los hechos de la novela histórica que adapta esta cinta. Pero se estrella por falta de foco, metafórica y literalmente. Me explico. Falta de foco porque la trama es un tanto complicada y poco interesante, habla de demasiados entresijos políticos y acaba saturando. Se centra más en las conspiraciones que en las aventuras. Y falta de foco también, en el sentido más literal de la palabra, porque no se ve un carajo. Muy oscura. Su fotografía de esencia tenebrosa y lúgubre, por eso de darle realismo y suciedad/veracidad histórica, hace que parezca que todo esté desenfocado todo el rato. Con lo cual da sueño y se te achinan los ojos todo el metraje. O, al menos a mí, lo cual puede ser una cosa personal. Yo no me acabo de centrar en todo el metraje ante tanta oscuridad.

Resumiendo: No molesta, pero no apasiona. Regular, repito. No muy recomendable.

Adelanto: He visto “Priscilla” y me ha gustado. Os lo cuento en la próxima entrada del blog. ¡Hasta entonces, amigos!!!

2 comentarios sobre “La dificultad de ser espía (o profesor). Milady y la sala de profesores.

  1. Interesante post, como siempre. Buen debate has montado en cero coma.

    La magia del cine, qué nos permite soñar con ser espías, mosqueteros, profes, astronautas, incluso personas normales 😀

    La vida está cambiando, el mundo está loco, y la sociedad gira en torno a eso, con sus cosas malas y sus cosas buenas, obviamente. Debe ser estresante estar en una sala de profesores, y más en un (o una, no sé) aula, y mira que todos hemos estado allí mucho tiempo en un lado de la barrera, pero saltar al otro lado, es prepararse para recibir cornadas 🙂 yo solo he estado un par de veces en mis prácticas del CAP y fue toda una experiencia, al final no tenía vocación de profe, como otros de vosotros.

    Eso sí, creo que mucha gente sí ha entrado ahí, por las buenas condiciones que se presentan, sobre todo a nivel vacacional (ejem), no por vocación, como pasa en otros muchos ámbitos profesionales, pero eso es otro debate jejeje

    Estamos en la sociedad de lo inmediato, de dame todo ya, y no me dejes aburrir, de enséñame vídeos y del que yo sé más que tú… y por ahí está otra de las muchas ramas del problema de fondo…

    En fin, qué déjame seguir soñando con ser un «mosqueperro», viviendo mis aventuras.

    Todos para un blog, y un blog para todos!!

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    1. Benja. Me encantan tus comentarios. Son otro blog en sí mismo. Una pena no estar en la misma ciudad para tener cafés de debate cinéfilo tan interesantes. Seguro que se unían muchos.
      Gracias por estar siempre ahí.
      Un abrazo enorme, mi contrablogger.
      Felipe.

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