Comenzar el año con tres fantásticas películas.

            Cuesta empezar. Después del disfrute de las vacaciones toca de nuevo frenar y volver a poner en marcha la máquina de la rutina. Algo que siempre, por otro lado, se agradece. Después de varios días de desenfreno, excesos y descoloque horario y espacial, uno vuelve a su hogar, a su zona de confort y a su amado sofá. Pero la cosa no es fácil. Por algo se dice lo de la cuesta de enero. Aunque para mí este año más que cuesta me está pareciendo un verdadero “Tourmalet”. O toda una cordillera. Hay que volver a reiniciar la vida laboral y también el cuerpo. Volver a esas tres palabras tan odiadas, la temida triple D, que son Deporte, Dieta y Despertador. Las tres “riman” con DEMONIO. Yo esta semana no puedo con ninguna de ellas. El trío se me resiste. Me repelen cual imán del mismo polo. Me rechazan. Se escapan en cuanto las nombro. Me esquivan. O más bien yo a ellas. Será cuestión de tiempo el que nos volvamos a adaptar los unos a los otros. A ver si esta semana ya la cosa es más fácil. Cruzaremos los dedos. Tocaremos madera.

            Eso sí, la vuelta también tiene mil cosas mágicas, y una de ellas, sin duda es regresar a mis rutinas de cine. Tras unas Navidades poco reseñables en cuanto al tema del fotograma se refiere (sólo veo “Aquaman 2”, de la que puedo decir que me gusta más que la primera, lo cual ya es mucho, y una bonita y sencilla comedia con Michael Fassbender como protagonista, “El peor equipo del mundo”, que me hace pasar una divertida, entrañable y agradable tarde en familia), retomo mis tardes de cine a lo grande, ya que veo tres fantásticas películas que me hacen disfrutar de muchos minutos del séptimo arte. Las tres muy recomendables. Una gozada empezar así, sin duda. Vamos con ellas.

“Fallen Leaves”. (Dir: Aki Kaurismäki):

     Me gusta mucho “Fallen Leaves”. Es Kaurismäki en estado puro (los fans del director finlandés están de enhorabuena). Otra bonita, sencilla, ingeniosa y divertida película, con mucha miga y meollo de fondo. En este caso una comedia romántica sobre dos seres solitarios y perdidos en la dureza de la vida que se conocerán por casualidad, haciendo que su vida empiece a ser un poco mejor, más luminosa. Una película muy sencilla en forma, pero no tanto en fondo, ya que tras su apariencia de pequeña fábula son muchos los temas que toca en ella el director nórdico. Desde la realización personal, las trabas de la vida, la frustración y la desilusión, el dolor de la soledad, … a su tradicional crítica al capitalismo más demoledor y extremo. Todo a golpe de esa fotografía que tanto nos recuerda al sublime Hopper y esa maravillosa y ecléctica banda sonora.

   Casi un poema visual. Mínimo, pero muy bello. De una sencillez formal apabullante (trama, personajes, producción, …), pero no exento de complejidad, la que hay en esa interesante reflexión que hace en torno a la soledad y a la necesidad de cariño en la Helsinki más fría, poco acogedora y helada. La historia de dos almas solitarias, esas “fallen leaves” del título, destinadas a encontrarse y a llenar de un poco de calor su desangelada realidad y alma.

            Muy recomendable para los amantes del cine de su director y del cine de autor en general.

“Yo capitán” / “Io capitano”. (Dir: Matteo Garrone):

    Me gusta también mucho lo último de Mateo Garrone, candidata por Italia a los Oscars de este año, una dura y necesaria película sobre los tremendos avatares que tendrá que pasar un par de jóvenes primos senegaleses cuando cegados por la idea de una vida mejor, intentan emigrar desde su país a Italia. Asistiremos a todo el tremendo periplo que tendrán que llevar a cabo para conseguir o no su objetivo, teniendo que lidiar con mil y un obstáculos y desgracias de este podrido mundo, que harán que esta su ilusionada aventura se convierta en toda una trágica y desasosegante odisea. Veremos como a golpe de traficantes, embusteros, violencia, mentiras, falsas promesas, amén de los terribles designios de la propia naturaleza (ese terrible desierto), estos dos jóvenes irán perdiendo su sonrisa y su esperanza, sustituyéndolas por miedo, angustia y mucha rabia.

    Tan entretenida, como emocionante, dura y conmovedora. Desde el minuto uno es imposible separar la mirada de la pantalla, quedando uno atrapado por el tremendo y emocionante periplo de estos dos jóvenes que lo único que querían era ayudar en casa. Algunos la acusan de regodearse en la miseria, yo discrepo, la muestra para abrir los ojos de todos aquellos que no son conscientes de la horrible realidad de todos aquellos que lo único que luchan es por una vida mejor. Demoledora. Devastadora. Fantástica.

    Por cierto, impecables sus dos jóvenes actores.

“Los que se quedan” / “The holdovers”. (Dir: Alexander Payne):

   Y me encanta “Los que se quedan”. Una preciosa película sobre tres almas solitarias y machacadas por la vida que se verán obligados a convivir en unas Navidades, cuando tengan que permanecer en el centro escolar donde trabajan o estudian durante las mismas. Un profesor cascarrabias, un díscolo estudiante y una machacada cocinera, se verán obligados a pasar sus vacaciones juntos, algo que en ningún momento se planteaban, teniendo que convivir sí o sí, a pesar de que sus relaciones, a priori, no sean del todo afables. El resultado, otra fantástica comedia dramática de Alexander Payne (muy fan de un director que nos ha regalado joyas como “Election”, “Entre copas”, “Los descendientes” o “Nebraska”,…), sobre los sinsabores de la vida, llena de verdad y de drama, pero también de mucha comedia y sentido del humor. Pasas de la risa a la lágrima en un segundo, existiendo un perfecto equilibrio entre ambas.

    Fantástico su guion. Su dirección. Su fotografía y su banda sonora retro, de aires setenteros, época en la que se sitúa. Su trío protagonista, perfecto. Y su lección de vida, esa de no dejarse llevar por las apariencias, intentar descubrir al de enfrente, y de no dejarse escapar cada minuto que pasa, que la vida pasa.

    La vida, tragicómica ella. Con sus risas y sus lágrimas. Sus varapalos y caprichosos reveses, también con sus lecciones y aprendizajes. Con sus luces y sombras, sus maravillas y sus cosas malas. Y nadie como Alexander Payne, para reflejarla. Drama y comedia. La naturaleza humana. Toda una lección de vida. Bella y nostálgica. Fantástica. No se la pierdan. Toda una pequeña joya de la cartelera actual.

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