Mil gracias, Ted Lasso.

Fue mi querido amigo Miguel, compañero de EF, el primero el que me habló de la serie TED LASSO. Yo tenía nulo conocimiento de esta sitcom, pero justo coincidió el momento en que supe por primera vez de ella, con el reconocimiento vía premios que empezaba a encumbrarla hace ya algo así de dos temporadas como la comedia del momento, incluso, para muchos, la serie del año. A partir de ahí mi curiosidad encendió la alarma de “la quiero ver” y no veía el momento de empezarla. Problema. No tenía Apple TV.  ¡Ups!!!

Pero la solución vino en forma de gratuidad de tres meses de la famosa plataforma de “streaming” tras la compra de un teléfono (desde entonces sigo pagándola, esperando a que estrenaran nueva temporada de la serie, imaginad mi enganche). Era mi momento. Y fue así como me enfrenté al primero de sus capítulos. Ya no hubo vuelta atrás. Ted Lasso y su troupe, afortunadamente, pasarían a formar parte de mi vida para siempre.

También desde entonces no he parado de recomendarla allí donde se ha terciado. Insistiendo en que merece suscribirse a la plataforma, aunque sólo sea por un mes, para no verla sino disfrutarla, y es que TED LASSO no es sólo una serie perfecta, sino toda una lección de vida.

Esta semana se estrenaba el que se supone que va a ser el último capítulo de dicha comedia tras tres temporadas. Los “tedlassianistas” o “tedlassianos”, o como quiera que se diga, nos despedíamos con tristeza, mucha, de lo que ya va a formar parte de nuestras existencias, dándole gracias por tanto divertimiento y entretenimiento, por tanto ingenio e ironía, tantas risas y tantas lágrimas, pero, sobre todo, y lo que es más importante, por todo lo que nos ha enseñado para afrontar cada una de nuestras vidas.

Por todo ello, no puedo decir otra cosa que: mil gracias, Ted Lasso.

“Ted Lasso”. APPLE TV. 3 temporadas. (Dir: Varios directores):

Todo el mundo debería de ver “Ted Lasso” al menos una vez en su vida.  Y no sólo porque es una serie magnífica, divertidísima, súper amena, original y muy creativa, diferente y muy particular, emocionante y muy sentida, sino porque es todo un manual de cómo afrontar la vida para poder ser lo más feliz posible, disfrutarla al máximo y saber manejarse ante las adversidades, antes aquellos obstáculos que nos lo ponen difícil y que hacen que la existencia no sea un camino de rosas. Es más, creo que debería de proyectarse en institutos y universidades, en estos tiempos tan adversos para la juventud en lo que a salud mental se refiere, como un elemento más para utilizarse como herramienta para saber manejarse ante las múltiples adversidades de la vida, para saber recortar los reveses a los que nos somete.

Y es que la historia de este entrenador de fútbol americano, quien se hace viral al celebrar una victoria con un baile de lo menos ortodoxo, y que será contratado para ser el coach de la nueva temporada de un equipo inglés de fútbol, deporte del que no tiene ni idea (y ahí radica la maravilla de esta serie), en la Premier League, es todo un derroche de ingenio e ironía, de socarronería, inteligencia y buen humor, lleno siempre todo de pura emoción. Mucho tendrá que ver en el éxito de este serial ese perfecto personaje diseñado e interpretado con perfección por Jason Sudeikis, un héroe anónimo que, con el “carpe diem” y el lema del optimismo hasta las máximas consecuencias tatuado a fuego en su piel, cambiará la vida y la manera de ser de todos aquellos que le rodean. Geniales, todos ellos, el resto de los personajes, tan extremos como entrañables, tan peculiares como adorables y empáticos (interpretados por otra recua de maravillosos y talentosos actores).

Tras una primera temporada perfecta, una segunda más irregular (pero no importa), hemos llegado a esta tercera temporada final en la que a modo de “in crescendo” hemos aterrizado en ese emocionante capítulo final, broche de oro de la que es toda una declaración de intenciones, ese “Believe”, que tan bien resume el espíritu de su moraleja, esa la de “para ser feliz has de creer en ti”.

Y es que de eso habla Ted Lasso, de ser uno mismo, de creer en lo que uno quiere creer, de dar gracias a cada uno de los que nos rodean y cada uno de los minutos e instantes que pasamos con ellos, de respetar, de tolerar, de no competir, sino de disfrutar, de no ver sólo el objetivo, sino vivenciar el proceso… De aprender a perdonar, de gestionar la frustración, de ponerse en el lugar del otro, de luchar, de no rendirse, pero también de asumir las limitaciones, de tomar decisiones, de equivocarse, de acertar, de errar, … De amistad, de familia, de compañerismo, de gratitud, de generosidad, de pasión, de alma, también de calma, de paz, de serenidad, …. En fin, de tantas y tantas cosas positivas. Pero nunca desde la noñería, sino siempre desde el gracejo, la sorna y la mejor de las gracias, desde la diversión y la coña, desde la simpatía y la mayor de las gaznadas. También desde la sensibilidad y el respeto, desde el cariño y la elegancia. Desde la honestidad, la verdad y el respeto. Humor cinco estrellas, lleno de miga.

Veo su último capítulo con lágrimas en los ojos. Siento una sensación parecida a la que tuve cuando finalizó “Verano azul” o “Friends”. Acabo de terminar la que para mí es una serie perfecta. Redonda. 10. Con sus imperfecciones, porque las tiene, con sus bajones, que también, pero absolutamente completa en conjunto, tomando distancia. No quiero que se acabe. No quiero que se vayan. Quiero más y más capítulos, y poder llegar a los miércoles y poder decir lo de: – ¡Qué bien, hoy toca “Ted Lasso”! Ya no me importa nada. – Y echar mis lagrimillas, también un porrón de carcajadas. Llorar de emoción, también de risa.

Pero la cosa, como todo lo bueno, se acaba. Un capitulo redondo lo cierra. Ahora sólo queda empezarla de nuevo. O disfrutar en el recuerdo de sus grandiosos personajes y de sus mágicos momentos. De eso y de dar las gracias. Sí. Gracias de nuevo, Ted Lasso. Por habérmelo hecho pasar también y, lo que es más importante, por haber cambiado mucho, y eso que me reconozco tantísimo en él, mi manera de ver el mundo y, por ende, mi manera de enfrentarme a mi vida diaria. Eternamente agradecido (también a ti, amigo Miguel, por recomendármela). Ted, tu fiel fan siempre a partir de ahora. Y por favor, vuelve, aunque sea para una única extra temporada. Te esperaremos con los brazos muy abiertos.

     Felipe.