Desde que tengo uso de razón, siempre me he levantado a ver la gala de los Oscars. Tengo recuerdos hasta de cuando cursaba EGB, en los que me ponía el despertador y con el permiso de mis padres, los cuales ya eran conscientes y no podían hacer nada ante mi precoz cinefilia (a ellos les doy las gracias de que me descubrieran esto de ir a una sala de cine), y acompañado por mi hermana, compañera incondicional de mis “freakadas”, me levantaba a disfrutar de la “gran noche del cine”. Luego, mis padres me dejaban faltar al cole a la mañana siguiente (me encantaba esa especie de ilegalidad, de “guilty pleasure”), y yo, tan contento; y así año tras año. Y desde entonces he mantenido esa tradición temporada tras temporada hasta hoy en día. Solo han cambiado tres cosas, 1) que ahora es mi mujer la acompañante incondicional/ideal (en lo bueno y en lo malo; cuidado con lo que firmas) que me sufre en esas “freakis” noches; 2) que antes me ponía morado de patatas fritas, donuts, doritos, coca-cola y café; festín que ha sido sustituido por un cola-cao light y agua (ni la báscula ni los análisis perdonan ya nada a esta edad; ¡malditos kilos de más!); y 3) que ahora no me libro de ir a trabajar al día siguiente; ¡mala suerte!!!. No hay solución: Tras una larga noche de disfrute cinéfilo se presenta un largo lunes de resaca y ojeras. Eso sí: “Sarna con gusto no pica”; ya lo decía mi abuela.
Y este año no fue menos. Y ahí me tragué la ceremonia enterita. Y aquí dejo algunas de las personales conclusiones que pude sacar de tal esperada cita:
¿Estuvo bien la ceremonia?
La verdad es que fue un poco gris y neutra. Correcta, quizá, es la palabra, pero sin mucha “chicha”, que digamos. Tras los convulsos meses anteriores de protestas y movimientos tipo “Time´s up” o “Me too”, se esperaba una ceremonia llena de reivindicaciones y mala uva, al menos a través del presentador, Jimmy Kimmel. Y si bien, personalmente, el año pasado estuvo súper ingenioso y divertido, a la par que ocurrente, este año, probablemente por la presión de lo que se le venía encima, capeó, con corrección y algunos chistes acertados, el temporal. Nada más. Un 5. Un ni fu ni fa. Algo que se contagió un poco al ambiente que dejó pocos discursos y momentos memorables. Quizá, solo a destacar, el “momentazo” de esa gran Frances McDormand haciendo levantar a las mujeres y alentando a los productores a que hablaran menos con ellas en las fiestas y más en los despachos, pero de proyectos, no de otras cosas, que tenían muchos en sus mentes.
¿Ganaron los que tenían que ganar?
No sé si ganaron los que tenían que ganar, pero al menos lo hicieron los claros favoritos. Hasta en eso, esa gala se caracterizó por la falta de sorpresas. No hubo ese momento apertura de sobre a lo “La la Land”, que todos esperábamos, y, salvo en el caso del guion original, que terminó finalmente en manos de “Déjame salir”, quizá para no dejar de vacío a la que ha sido la sorpresa de la temporada y cuya mejor baza, todo hay que decirlo, es su original idea (por lo cual, no puedo decir que no me parezca merecido), en el resto de apartados, vimos subir a las personas que esperábamos salir al escenario. Y, ¿puedo decir qué no esté de acuerdo? Pues no, porque en todos los casos sus trabajos eran premiables. Otra cosa es que fueran mis favoritos.
Sí. Premiable eran “La forma del agua” y su director. Como ya comenté en mi post anterior, “La forma del agua” era la película perfecta para ganar esa noche. Aunque no era mi favorita, lo eran “Call me by your name” o incluso “Dunkerque”, ya dije que la peli de del Toro a mí me encantó, y es una película que, de una manera muy bonita y personal, habla de respetar y saber amar al diferente. Algo tan necesario en estos días. Lo mismo opino de su director. No solo me cae requeté bien, es de lo más majo, inteligente y prudente, sino que creo que es un hombre con un universo cinematográfico muy poderoso y personal que ya se merecía premio.
Sí. Premiables eran también Frances McDormand y Gary Oldman en sus papeles principales. Tanto ella, como madre vengadora, como él, en el papel de Churchill, están súper creíbles y potentes. Y sus dos papeles son de Oscars. Nada que objetar. Pero mis preferencias estaban más por Sally Hawkins (preciosa creación como “princesa” limpiadora y muda) o Margot Robie (“la Toñi” de “I, Tonia”). Las dos fantásticas, en dos papeles, muy originales y en el fondo, ambos, entrañables. (Sí, Margot Robie, también consigue que nos encariñemos de su choni anti-heroica).
Y sí. Premiables son los secundarios. En ese sentido, en el caso de la actriz, Allison Janey, coincidía con mis preferencias (su recreación de madre arpía y sin corazón es magistral, personalmente) pero no el de él, ya que aunque Sam Rockwell está fantástico como policía racista desquiciado, y ya llevaba años mereciéndose premio, pero quizá porque ya lo había visto más en ese tipo de rol, no era mi favorito, sino esa especie de “ángel de la guarda” de los desheredados que viven en ese hotel del que es encargado y chico para todo, encarnado, totalmente alejándose de registros anteriores, por un gran William Dafoe en “The Florida Project”. No os la perdáis. Entrañable él y entrañable (aunque dura) la película.
¿Qué otras cosas que me gustaron?:
- Genial me pareció la gran presencia de México, no solo por del Toro y su fábula sino por esa otra maravilla que es “Coco”, obra maestra del cine de animación y del cine en general, que sin duda tenía que haber estado entre las finalistas a la mejor película. Preciosa, y más aún en su contexto, es su canción, “Remember me”, que también se llevó el premio a casa. Si no la habéis visto, no os la perdáis; da igual la edad que tengáis. Imagino que a Trump se le estropeó la cena con tanta alabanza al mundo mariachi y a sus “inmigrantes” hablando de derribar el muro. Bravo.
- Valiente y fantástica, como la mujer o hombre, que más da, que la protagoniza, me pareció la decisión de premiar como película extranjera esa “Una mujer fantástica”, obra preciosa en la que se nos cuenta la historia de Daniela, un transexual que ve como su vida se hunde cuando su pareja muere, de repente, en extrañas circunstancias. Un amor de verdad que se dará de bruces con una realidad externa nada abierta de mente. Cine de autor del bueno. Un canto a la tolerancia y de respeto a cualquier ser humano. No perdérsela.
- Entrañable me resultó ver desafinar a Gael García Bernal al tener que cantar en solitario, acompañado solo de una guitarra, el “Remember me” antes mencionado. Momento de gran humanidad.
- La naturalidad con la que agradecieron el premio a la mejor película de animación los tres productores de Coco: una mujer a su esposa, un hombre a su marido y otro hombre a su mujer. Acto seguido salió a presentar la actriz transexual Daniela Vega; dando lugar a un improvisado y natural ejercicio de absoluta tolerancia y respeto. Otro Bravo.
- Más que guapas encontré a las tres chicas del momento de Hollywood ahora mismo. Tanto Emma Stone, como Jennifer Lawrence, y, sobre todo, Margot Robie, estaban increíbles. Ese es mi ranking de guapas (también tenía que incluir mi momento frívolo).
- Que se premiara a del Toro premiando así la totalidad de la “Trinidad” mexicana del cine. Sus dos grandes amigos Cuarón e Iñárritu fueron premiados en ediciones anteriores. Así que, Guillermo, no se podía ir esa noche sin premio. Era lo que tocaba. Un tercer bravo.
¿Qué cosas no me gustaron?:
- El traje blanco de Chalamet (el chico de moda en Hollywood), el color de cara híper-broceado, tirando a requemado, de Mathew McConaughey, ni el traje de Salma Hayek (horrible, sin mas).
- Los números musicales. No acaban, año tras año, de encontrar el tono, como sí lo hacen en los Grammys, de cómo presentar los temas nominados.
Hasta otro año:
Y ahora, a seguir durmiendo de nuevo cada noche dentro de la normalidad de mi horario y a seguir soñando que estrenarán grandes títulos para poder comentar más y mejor el año que viene. Buenas noches. Y hasta pronto.
Muy buen resumen,yo también eché en falta alguna sorpresa, algo para Florida Project. Mujer fantástica muy bien pero creía que se lo llevaría The Square,que te deja patidifuso,jeje
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Fantástico análisis Felipe. Buen trabajo, la verdad, me ha enganchado de principio a fin, no podría estar más de acuerdo en el caso de la de COCO, preciosa y entrañable. Un abrazo herma.
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Grande Felipe!
Me alegro que por fin tu blog haya salido a la luz.
Contagias ese entusiasmo tuyo y ese amor al cine en cada línea, da gusto leerte.
Deseando leer tus nuevas entradas, qué esto de los Oscars no se da todas las semanas jejeje
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Buen resumen Feli. Estoy de acuerdo en todo. Quizá fue una ceremonia un tanto sobria, pero creo que es un espejo al que deben mirarse nuestros Goya. También sabes que los chistes y juegos de palabras se escapan porque es muy difícil traducirlos. Me gusta mucho ver lo bien que tratan a los grandes y cómo les respetan sus compañeros de profesión (léase Christopher Walken o Warren Beatty o Faye Dunaway, entre otros). Gracias por tus comentarios. Sigue haciéndolo tan bien!!!
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