Hace unos años Alauda Ruiz de Azúa nos sorprendió con la mágica y brillante “Cinco Lobitos”. En ella hacía una emocionante y certera disección de las dificultades de la maternidad, creando un sentido drama, de clara naturaleza verista, en donde el sentido del humor era también muy importante. Yo, en muchas de sus secuencias, reía a la vez que lloraba, creando esa especial y emocionante sensación tragicómica, que muy pocas películas consiguen. Me encantó. No fui el único. Fue todo un fenómeno de crítica y público.
Por eso, ahora había muchas ganas de ver su segundo largo, “Los domingos”. Más cuando venía de alzarse con la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, donde siempre se habló de ella como la mejor película a concurso, desde cuyo estreno no ha parado de recibir unánimemente críticas excelsas, así como entusiastas comentarios. Me daban miedo las expectativas. No sólo las colma. Las excede. Esto es lo que siento en su apasionante visionado.

“Los domingos” (Dir: Alauda Ruiz de Azúa).
La trama de “Los domingos” no puede ser más potente. Una joven, en el año previo a entrar a la universidad, comunica a su familia, por primera vez, su posible decisión de meterse a monja, dejando aparcado sus estudios, poniendo patas arribas la vida de los que le rodean, los cuales, amén de sus problemas, no acaban de encajar tal difícil y un tanto excéntrica, más para los días que corren, decisión. Si la trama es compleja e híper interesante, brillante es su ejecución, su puesta en imágenes. El resultado, redondo. Veamos, pues.
Y sí, Alauda Ruiz de Azúa, acierta de nuevo, creando un portentoso drama, no exento de humor, complejo, preciso, fascinante, seco, virtuoso, … del cual es imposible mantenerse ajeno. Al contrario. Te atrapa. Y lo hace por su forma, su continente. La mano de su talentosa directora no puede ser más acertada. Su cine sobrio, austero, directo, minimalista, pero lleno de certeza y de belleza, te engancha. Mucho tienen que ver en ese sobresaliente acabado la perfección de un grupo de actores de un reparto plenamente afortunado, en el que están todos soberbios. ¡Menudo “casting”! Aunque, sería injusto no resaltar a la joven y perfecta Blanca Soroa, toda una revelación, como absoluta protagonista. Y, sobre todo, a la pluscuamperfecta, siempre lo hace bien, Patricia López de Arnaiz, quien vuelve dar una lección de rigor y pasión interpretativa. Simplemente perfecta. Como soberbia es la inclusión de la música durante el metraje, lo cual genera alguna de las escenas más bellas y potentes de la película. Ay, ese “Ave Verum” a golpe de discoteca….
Pero si la forma me parece impecable, qué decir del fondo. Su guion es inteligente y brillante. No le sobra ni le falta nada y, lo que es más importante, es de una complejidad, desde su aparente sencillez, infinita, lo cual lo hace más interesante, apabullante, por la infinidad de aristas que tiene y, sobre todo, por la inmensidad de debates que plantea. Son tantos los temas de los que uno puede hablar tras su visionado. La familia como institución que determina absolutamente a cada uno de nosotros; el increíble misterio de los que siguen la fe de una manera ciega sin apenas preguntarse un porqué; la intolerancia de los no creyentes a aquellos que procesan esa creencia ciega; las diferentes posturas de cara educar, la activa y desafiante o la pasiva y pasota; las crisis existenciales, las decisiones vitales, las relaciones familiares, …. De tantas y tantas cosas habla la película. Y, lo más interesante, no lo hace dando respuestas, sino lanzando un sinfín preguntas. No presenta héroes ni villanos (como he leído en muchos foros), sino seres complejos y de carne y hueso, que dudan, sufren, se enfrentan a los obstáculos de la vida. No dogmatiza, ni categoría, no sentencia con verdades absolutas, sino muestra y hace pensar, dudar como el que tiene y no tiene fe, reflexionar, para que, luego, cada uno saque sus propias conclusiones.
Redonda. Sobresaliente. Muy buena. Y, por supuesto, muy recomendable. Fascinante, “Los domingos”. Fascinante. No lo duden y, si aman el cine, vayan a verla. Su alma, crean o no crean, se lo agradecerá. Palabra de cinéfilo en crisis, no religiosa, pero sí existencial.

Amén!
O como dirías tú, ‘amen’ al cine!!
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Amén. 🙏🏻🙏🏻🙏🏻
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