Empiezo diciendo que no soy yo mucho de esto de los “LIVE-ACTION” de Disney. No les veo mucho el porqué. El rehacer algo que funcionó en su momento en dibujos animados y volverlo a poner en pie con actores de carne y hueso, o con bien de efectos digitales, no me acaba de convencer. Creo que responde a cuestiones económicas (que también son necesarias, no nos vayamos a engañar) y sólo en pocas ocasiones, esa “CRUELLA”, se consiguen resultados excesos que le hagan valer su rehacer. Como digo esto, también confieso que siempre tengo curiosidad máxima por ver qué es lo que han hecho con sus más humanizados remakes y allí estoy si puedo en cada uno de sus estrenos. Lo propio hago con ésta su última versión de “Blancanieves”. Esto es lo que siento.
“Blancanieves” / “Snow White”. (Dir: Mark Webber).
Pues un poco de lo mismo… ¿Que qué necesidad hay de una adaptación, que no lo acaba de ser del todo, del clásico de Disney? Pues ninguna y de ahí el resultado, que no acaba de rematar… De irregular. De imperfecta. De esa manera definiría esta nueva versión del clásico de “Blancanieves”. Producto que, por otro lado, tiene sus cosas. Cosas como que es entretenida; como que su actriz Rachel Zegler está perfecta (ha nacido para ser “Blancanieves”) y canta como los ángeles (¡Qué placer es escucharla!); como que nos presenta varias canciones con perfecto “swing” de musical muy disfrutables; así como que tiene momentos y elementos llenos de magia, como esos animalillos hechos por ordenador de lo más entrañables y achuchables. Eso en el lado positivo.
En su lado negativo, pues muchas cosas: que su guion, que adaptándose a los tiempos modernos y a esa cosa de no querer desviarse nunca de lo políticamente correcto, hace que la trama sea un refrito de Blancanieves, con Robin Hood y un toque de Mary Poppins que no acaba de funcionar; que Gal Gadot, quien no puede ser más guapa, eso es cierto, está absolutamente desenfocada y caricaturizada como malvada; que le sobra almíbar y estética kitsch a raudales; y que, en definitiva, no acaba de cuajar por ser un refrito de buenos propósitos y despropósitos, que no acaban de llegar nunca a buen puerto.
¿Me entretuvo? Sí. ¿Me gustaron cosas? También. ¿Me gustó el resultado final? Ni fu, ni fa, … más tirando a fa. Una pena, porque no acabo de entender como con tanto dinero se pueden hacer las cosas así de regular y que nadie se de cuenta en el proceso. En definitiva, aquellos que tengáis niños más pequeños, acercaros; a los demás, del todo no os la puedo recomendar, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”. Palabra de cinéfilo de todo menos “gruñón “y “mudito”. ¡JE!!!
Al cine con Felipe. Mi blog de cine (y otras cosas). 
No sabía ni que iban a hacer el live action de esto, hasta hace poco.
Lo raro es que no hayan puesto una prota de algún otro color, qué no fuera blanco 😀
Qué para lo único que está valiendo esto, es para crear polémicas jeje
(Esto lo comento por la que trajo La Sirenita, a la gente nos gusta criticar)
Aquí parece ser que la polémica es por qué no han usado personas enanas de verdad 😦
Por lo que dicen son digitales los enanitos??
No lo sé, la verdad, igual es fake, o paparrucha en castellano… qué suena mejor!
Pero de nuevo, las redes sociales, agitando el avispero 😦
Esperando a ver los próximos live action de Disney para ver de qué van…
Creo que nos toca Lilo & Stich, ahí sí tendrán que usar ordenadores jejeje
PD. Los enanitos no tenían nombres en el cuento, se los puso Walt Disney 🙂
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Ya sabes que a la gente le encanta polemizar. Muchas veces sin pasar por el cine, que es lo más grave de todo… es tan fácil ser hater sin aportar.
Pero ahí seguiremos los entusiastas y apasionados para disfrutar de esto del cine, aunque luego la película no llegue, como en este caso, a funcionar.
Un abrazo.
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