Viajes apasionados y oníricos.

Voy a ver dos películas con muchas cosas en común. Las dos de cine de autor, creadas por dos directores muy en boga y carne de todo festival de cine que se precie. Ambas nos proponen dos viajes de alto periplo onírico, cargados de mucha sensualidad y de pasión. Dos películas que no dejan indiferente, por su complejidad y originalidad, así como sus arriesgadas propuestas. La primera “Parthenope”, del inclasificable Sorrentino. La otra “Queer”, del no menos especial Guadagnino. Dos creadores de los que siempre me interesa su cine. Eso sí, en este caso, una me gusta más que otra. Vamos con ellas.

“Parthenope” (Dir: Paolo Sorrentino)

                Siempre me he dejado llevar por las sugerentes propuestas del genuino Paolo Sorrentino desde que quedé cautivado por su fascinante y magnífica “La gran belleza” (si no la han visto aún, no dejen de hacerlo, mis queridos “hoymevoyalcinemaniacos”). He seguido con interés su muy particular filmografía siempre encontrando propuestas y momentos de lo más interesante en cada una de sus obras. Veo con curiosidad “Parthenope”. Me gana. Entro de lleno en este drama lleno de sentido del humor que sigue los pasos de una mujer, la Parthenope del título, cuya extrema belleza e inteligencia arrolla a todo el que la conoce. Sorrentino saca su arsenal de temas recurrentes (la juventud, la vejez, el paso del tiempo, la sensualidad, la belleza, el sexo, la religión, el pecado, la familia, …) para volver a construir un barroco y muy hermoso fresco en su amada Italia. Su cine es como su caótica Nápoles, donde se desarrolla la mayor parte de la acción, tan poco académico como atractivo. Habla de todo y de nada en concreto al mismo tiempo y su collage de escenas, personajes y momentos, te atrapa.

Sorrentino vuelve a acertar. Su manera tan elegante como kitsch de rodar, sus inclasificables y originales planos, sus un tanto surrealistas y oníricas escenas, sus diálogos, sus personajes, sus reflexiones existencialistas, antropológicas, religiosas, humanas, … su Italia, esa Italia que sólo alguien como él sabe rodar.

Iba con cautela. Me encanta. Me dejo imbuir de cada una de sus imágenes, así como de ese personaje para el recuerdo, esa Parthenope tan bella como de personalidad tan abrumante, que es imposible dejar de mirar. Sorrentino, sigue por favor creando cine, que en una de las butacas donde se proyecten tus filmes ahí me tendrás. Palabra de “sorrentiniano”.

                 “Queer” (Dir: Luca Guadagnino)

                No me convence tanto “Queer” y eso que le tenía unas ganas enormes. A priori la combinación Daniel Craig con Luca Gudagnino no podía fallar, pero, para un servidor lo hace. Se me hace dura, áspera, larga. No entiendo muy bien que es lo que quiere contar. Adapta la novela de inspiración personal de el autor W. S. Burroughs y se centra en la relación apasionada/tortuosa que este escritor tuvo con un joven americano en México, así como en las relaciones del escritor con el ayahuasca selvático, algo que llevará al autor americano a no discernir realidad y sugestión. Una historia de adicciones y sexo de gran voltaje e imaginación lisérgica.

            No me engancha. Se me hace larga, tosca, densa, larga… Hay momentos mágicos, la mano de Guadagino está detrás y se nota, ciertas combinaciones de imágenes y músicas están llenas de magia, la relación pasional entre los dos protagonistas está llena de riesgo y muy bien reflejada, …. Pero me agota su metraje. Es hosco, arduo, no me engancha. Daniel Craig se entrega y lo borda, en una interpretación valiente y descarnada, desnuda, a bocajarro, nunca mejor dicho. También su compañero de escenas, el prometedor Drew Starkey, derrocha entrega, talento y osadía. Pero no consigue que su “Flow” me conmueva. Me resulta fría, distante, huraña, …una pena, porque le tenía ganas. Me quedo a medias. No me toca el alma.

            Pues ahí tienen, mis queridos “hoymevoyalcinemanacos” dos propuestas tan complejas como arriesgadas. Ahora ya decidan ustedes si son su opción y, en ese caso, vayan. Si no, esperen a más reseñas en los próximos posts. Hasta entonces, queridos.