Bradley Cooper y la maestría de “Maestro”.

            Voy al cine con muchas ganas a ver el “Maestro” de Bradley Cooper. Desde ayer la podéis ver también en Netflix, aunque, personalmente, no es una película para ver en pequeña pantalla, avisados quedan. Dos son los motivos que me llenan de ansia por visionarla.

            El primero es la faceta como director de Bradley Cooper, actor de sobrado talento interpretativo que me sorprendió más que gratamente con su primera película, “Ha nacido una estrella”, versión del clásico del cine que estaba lleno de talento, pasión y amor por el séptimo arte y la música. Su creatividad como director se veía patente en cada uno de los planos y secuencias de tan entretenida y emocionante cinta. Y su entrega hacia las artes escénicas, así como al lenguaje musical, más que un hecho evidente.

            El segundo es que “Maestro” trata sobre la vida de Leonard Bernstein, director de orquesta y compositor americano, a quien tenemos que agradecer haber desarrollado desde su genio una de las partituras más bonitas que hay para un musical, esa la de “West Side Story”, amén de otras bellas y apasionadas partituras. Toda una apasionante figura de la música clásica del siglo XX, así como ser humano de vida de lo más que curiosa.

            La combinación de ambos factores, así como el hecho de que es una de las películas favoritas para los Oscars de este año, hacen que muera por verla. Esto es lo que siento tras su visionado.

“Maestro” (Dir: Bradley Cooper):

No seré yo el que le quite mérito a este “biopic” en torno a la figura de Leonard Bernstein, centrado en la interesantísima relación que tuvo con su esposa, Felicia Montealegre, con quien mantuvo una relación muy cercana hasta el final de sus días, a pesar de sus continuos escarceos y aventuras homosexuales con cercanos de su artístico entorno. Amaba a su mujer profundamente, como amaba entregarse al desenfreno sexual con atractivos jóvenes. De hecho, me parece una cinta de alto riesgo en forma y en fondo, nada acomodada y que se aleja totalmente de los parámetros más convencionales y facilones que aplaudiría un masivo público en una sala abarrotada, véase, por ejemplo, “Bohemian Rapsodhy”, siendo por otro lado esta última muy disfrutable, que una cosa no quita la otra. “Maestro” no busca convencer a la masa, sino al público más entendido y escogido. No va a lo sensacionalista y más sencillo, sino al trasfondo y a la miga. A la esencia, al fondo, al meollo, …. Esa es su mayor virtud, así como lo bien que traslada a la pantalla la curiosa relación que tuvo tan comprensivo matrimonio, lo fantásticos que están en sus papeles Bradley Cooper y Carey Mulligan, así como algunos momentos mágicos de esos que te dejan congelada la mirada y el alma (véase cuando se conocen los amantes o ese monumental concierto en la catedral), a la vez que llenos de fuego y pasión.

Si bien veo que hay elementos excelsos en esta cuidada y hecha con mimo producción, hay algo que me aleja del entusiasmo. No acabo de conectar del todo con lo que pasa en pantalla. Me falta un poco de foco en lo que quiere contar, la encuentro un poco deslavazada en su forma y su visionado no me acabo de emocionar. Su collage de buenos momentos no a acaba de estar empastado. Le falta unidad y visión de conjunto. Paradójicamente, aunque veo en ella una película de gran calidad, no salgo conmovido ni conmocionado tras su metraje. La veo, la disfruto, no quedará mucho tiempo en mi memoria. Siento la pasión de su director y del personaje al que se homenajea, pero yo me quedo un poco frío.

Eso sí, aplaudo el riesgo y el arrojo de su director/actor. Alguien que se siente que ama lo que hace. No sólo lo ama, sino que le apasiona, le hace vibrar, le mata, … Sólo por ello, admirado Bradley Cooper, “Maestro” merece de todo mi respeto y elogio.

            AVANCE: He visto también la muy aclamada “Anatomía de una caída”. Ahí va un pequeño avance… ¡Fantástica!!!!!!

6 comentarios sobre “Bradley Cooper y la maestría de “Maestro”.

  1. A mí no me ha gustado mucho. Mejor la dirección de actores que la cámara, se ven muchísimas nucas, mucha gente de espaldas, y creo que la cámara se mueve sin gracia, (hay una escena de una entrevista que me parece muy aburrida, por esto que he dicho de la dirección y por el diálogo). La escena de la catedral es solo para amantes de la música, es larguísima y parece que el director está empeñado en que gocemos de lo bien que el actor (que es él mismo) ha recreado el modo de dirigir de Bernstein. Y, en fin, hay temas muy complejos y muy dolorosos en los que no se profundiza, solo se ven los efectos de sus sentimientos, no cómo se enfrentan a ellos ni cómo los viven, me resulta superficial. Vamos, que no me ha gustado, lo siento. Además, la parte final me parece lacrimógena, hay ya muchas otras películas con estas escenas. Por supuesto hay muchas cosas buenas, interpretación, puesta en escena, vestuario, creo que puede ser un buen homenaje al personaje, se le hace revivir. Seguro que hay mucha gente a quien le gusta.

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    1. Querido Carlos.
      Me encantan tus reflexiones. Deberías hacer otro blog. Te leería mucha gente. Yo el primero. Soy muy fan.
      A mí lo que no me ha acabado de convencer es que no acaba de tener foco. Pasa por mil cosas, pero ninguna la acaba de rematar. Es como un panaché de ideas que hacen que me pierda en el camino.
      Espero que sigas escribiendo comentarios, porque me pirran.
      Un abrazo grande.
      Y feliz año….

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    1. No acaba de rematar. A mí hay cosas que me encantan, pero salí muy frío de la sala. Sin ningún tipo de emoción. Muy neutro. Me falta punch.
      Una pena. Porque pasión le sobra a Bradley Cooper.
      Un abrazo y feliz año, amigo Peter.
      Felipe

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