El hombre y sus barreras. De CHINAS y WALL STREET.

Voy a ver dos películas nada conectadas. Una comedia dramática de corte irónico y sarcástico llegada de Norteamérica y un drama social, con mucha comedia, de nacionalidad española. Aunque hablan de temas diferentes, las dos tratan el tema de las diferencias sociales. De esas barreras que nos separan y que nos alejan como seres humanos, bien sean socioeconómicas, culturales, religiosas, sexuales, geográficas, idiomáticas, … Esas que hacen que nos separemos y se creen muros infranqueables entre unos y otros, a pesar de nuestra misma naturaleza, y que nos llevan al desentendimiento y la separación entre nosotros, miembros todos de la misma humanidad. Las dos hablan de gente que intenta derribarlas. Que buscan un acercamiento ante tales injusticias de nuestra realidad. Las dos, sin esperar mucho de ellas, me hacen pasar una buena tarde de cine. Vamos con ellas.

“Golpe a Wall Street” / “Dumb Money” (Dir: Craig Gillespie):

Disfruto de “Golpe a Wall Street” aunque no me guste el título que le han dado en castellano, quedándome con su original y más adecuado “Dumb Money”, que podríamos traducir como “dinero de tontos”, que es como llaman en el esnobista ambiente de Wall Street al dinero invertido por la gente corriente sin grandes fortunas, nosotros los “don nadie” de la clase trabajadora-obrera. Es un filme en la más pura línea de “David contra Goliat” que he visto mil veces, del que ya se han hecho mil versiones, la mayoría basándose en un caso real, y que, a priori, podría aportarme nada nuevo, pero la cosa me engancha, especialmente en esa la cruzada de los ciudadanos de a pie contra los altos gerifaltes de la bolsa norteamericana.

Cuenta un caso real, lo dicho, acontecido en plena pandemia. La de un “youtuber” que consiguió convencer a un montón de seguidores para que invirtieran en acciones de una empresa a punto de desaparecer desafiando las reglas y los “feudos” de los insaciables tiburones de Wall Street que quieren hundir tal compañía para hacer más poderosas sus arcas. Un corriente ciudadano dotado simplemente de un título universitario, mucha inteligencia e igual de labia, que se hizo con toda una legión de “followers” al asalto de las altas esferas de la economía norteamericana, quienes al final vieron casi más importante que ganar dinero, el luchar contra el sistema, acabando con el gran e injusto  muro, ya que la bolsa presupone y ensalza la idea de que cualquier ciudadano puede enriquecerse con ella, existente entre los grandes millonarios y la normal plebe.

Un filme entretenidísimo, con un gran reparto y mucho sentido del humor. Quizá un tanto convencional en forma y en fondo, y con cierto aroma de telefilme de buena producción, pero lo suficientemente ameno e interesante como para que su metraje pase en un abrir y cerrar de ojos. Más cuando tu alma está con ese movimiento “robinhoodesco” en contra de aquellos que, sin escrúpulos, se enriquecen con el dinero del perdido ciudadano de a pie utilizando su dinero, sin reportarles nada a cambio.

Lo dicho, entretenida, con su miga y de lo más reveladora. No sobresaliente, pero sí notable.

“Chinas”  (Dir: Arantxa Echevarría):

Y si “Golpe a Wall Street” habla de la diferencia de clase, de los muros y fronteras que la sociedad ha creado en nombre del dólar, “Chinas” toca el tema de las barreras que se crean por la diferencia cultural, por la identidad personal. Habla de las personas de la cultura asiática, en este caso concreto la china, que han de adaptarse a nuestro país por motivos varios, a través de una familia que regenta un bazar, común y malamente nombrado por nosotros como CHINO, y de otra que ha adoptado a una niña del mencionado país oriental, centrándose, básicamente, en sus tres chicas de menor edad, la niña y la adolescente de la primera familia, y la niña adoptada de la segunda.

El resultado es un «collage» de divertidas y entrañables escenas, también las hay tristes y descorazonadoras, sobre la dificultad de estos seres humanos, en tierra de nadie, para vivir de la manera más digna y llevadera, a pesar de los obstáculos que tienen ante una sociedad, la nuestra, que no acaba de integrarlos de una manera absoluta, como tampoco ellos son capaces de hacerlo. Escenas que te hacen reflexionar y que hacen darte cuenta de la difícil situación de estos apátridas, extraños en su hábitat, perdidos en el maremágnum de prejuicios y condicionantes generados por el ser foráneos en una tierra que no acaba de ser del todo la suya.

Hay escenas más conseguidas que otras. Las hay geniales (el momento «Burguer King» de nuestra pequeña protagonista, el del día que invitan a degustar un menú realmente chino, sin arroz tres delicias ni rollitos de primavera, a la mejor amiga de ésta, …), otras no tanto, pero en general el resultado es lo suficientemente entretenido, sentido, divertido y entrañable, como para que su visionado merezca la pena.

Irregular e imperfecta, sí. Quizá le falta un poco de foco a un guion que se pierde en mostrar numerosas perlas en torno a su temática, la mayor parte inspirada en lugares comunes, algo que resta empaque al conjunto sin que éste alcance un estatus mayor. Quizá le falte una mayor complejidad y profundidad al conjunto de su trama, un poco deslavazada y con falta de definición por su ambición de abarcar numerosas sub-tramas /sub-temas. Pero muchas de esas escenas son tan bonitas, sencillas y están tan llenas de emoción, que es imposible desentenderse del todo de nuestras “CHINAS”. Fantásticas, por cierto, las tres, aunque es la pequeña Lucia, como a ella le gusta que le llamen, la que se lleva toda nuestra atención. Sólo por disfrutar de su frescura, desparpajo y alegría, a pesar de sus adversas e injustas circunstancias, a mí me, «hoymevoyalcinemaniacos», me mereció la pena.

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