Fallida originalidad.

Nada en el mundo del arte, y por ende del cine, que ser sorprendido. Nada como poder disfrutar de una obra original, diferente, creativa y llena de novedad. Poder visionar algo no visto anteriormente. Algo no experimentado con anterioridad. Dejar llevarse por experiencias innovadoras, sorprendentes y que te dejen boquiabierto, por eso de que nunca en filmes anteriores habías visto algo igual. Bendita sensación esa la de la singularidad.

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