Cuesta empezar. Después del disfrute de las vacaciones toca de nuevo frenar y volver a poner en marcha la máquina de la rutina. Algo que siempre, por otro lado, se agradece. Después de varios días de desenfreno, excesos y descoloque horario y espacial, uno vuelve a su hogar, a su zona de confort y a su amado sofá. Pero la cosa no es fácil. Por algo se dice lo de la cuesta de enero. Aunque para mí este año más que cuesta me está pareciendo un verdadero “Tourmalet”. O toda una cordillera. Hay que volver a reiniciar la vida laboral y también el cuerpo. Volver a esas tres palabras tan odiadas, la temida triple D, que son Deporte, Dieta y Despertador. Las tres “riman” con DEMONIO. Yo esta semana no puedo con ninguna de ellas. El trío se me resiste. Me repelen cual imán del mismo polo. Me rechazan. Se escapan en cuanto las nombro. Me esquivan. O más bien yo a ellas. Será cuestión de tiempo el que nos volvamos a adaptar los unos a los otros. A ver si esta semana ya la cosa es más fácil. Cruzaremos los dedos. Tocaremos madera.
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