Nadie corre como Tom Cruise.

            Nadie corre como Tom Cruise. No lo duden. Y nadie salva el mundo como él. Tampoco. Téngalo claro. Nadie. En la franquicia “Misión Imposible” lo sabían de sobra. Y no podían hacer otra cosa que regalarle a su más que aclamada estrella un final a su altura, el broche de oro que merecía, el punto definitivo a su medida, …

            Y lo han hecho. Vaya que sí lo han hecho. Han tirado la casa por la ventana para que Ethan Hunt nos salve al planeta entero, teniendo para ello que llegar a las últimas consecuencias, rizando el rizo y ofreciendo adrenalina, explosiones y puñetazos de sobra, para dar un buen entretenimiento, espectáculo a mansalva y una gran dosis del mejor cine.

            Porque nuestro querido Tom no sólo quiere salvar nuestro planeta, sino también al séptimo arte. Él mismo lo dice. Con orgullo. No sólo tiene una misión existencial, sino una misión cinéfila y está dispuesto a hacer lo que tenga que hacer, colgarse de donde se tenga que colgar, tirarse de donde se tenga que tirar y zambullirse hasta donde haya que zambullirse, …  con tal de salvar la taquilla y que haya, ese es su verdadero objetivo, cine para rato.

            Pues bienvenido seas, Mr. Cruise. Es más, bendito seas, amigo Tom. Y es que Tom ama el cine. Más o igual que yo, y mira que es difícil. Y está aquí para demostrarlo. A sus pies, hermano. O “bro”, como dicen ahora. Nosotros, o al menos yo, te seguiremos allá donde vayas. No lo dudes.

“Misión:  Imposible – Sentencia Final” / “Mission: Impossible – The Final Reckoning” (Dir: Christopher McQuarrie).

            Sólo tiene un problema esta última entrega de “Misión Imposible” y es su comienzo. Demasiado explicativo, con mil y una referencias a otras entregas, con múltiples insertos de clips de éstas y con un redundante subrayado de que Ethan Hunt (Tom Cruise) tiene que salvar el mundo sí o sí, porque esto se acaba. Se ve sin problema, pero no emociona.

              Una vez pasado el inicio, cuando nuestro protagonista se pone manos a la obra para que todos nosotros no caigamos fulminados bajo una poderosa estrategia de ciberataque a nivel mundial que supondría el fin de todo, el apagón existencial definitivo, el filme vuela, tan alto como Tom Cruise, quien se juega el pellejo en cada escena, siendo el divertimento y el sentimiento de adrenalina y de emoción máximos, no decayendo en ningún momento, con tal de que el público salga de la sala con la sensación de que merece la pena y de que la entrada está más que pagada.

            Y vaya que lo merece. Porque hay acción, entretenimiento, humor, giros de guion, persecuciones, muchos “más difícil todavía”, sorpresas, peleas, batallas, vértigo, … y muchas escenas de esas que paran el pulso y quitan el hipo. Vamos, todo lo que se le puede pedir a una película como éstas, que, sin ser la mejor de la saga, personalmente no lo es, sí que es un más que digno cierre para la misma. Yo sufrí, reí, disfruté y tuve un ataque de esos de nostalgia que te dan cuando todo se acaba, cuando llega el final, saliendo del cine más feliz que una perdiz, a la vez que un poco triste, con el deseo de que haya, por lo menos, un capítulo más.

            Muy fan de Ethan Hunt. De su arrojo, seguridad, entrega, pasión, irracionalidad, valentía, bravura, … Más fan aún de Tom Cruise. Por sus ganas. Por su carisma. Su entrega. Su generosidad. Por su resistencia a no abandonar. A estar ahí. A no claudicar. A hacer cine hasta el último de sus días. Gracias a los dos por tantos buenos momentos de buen cine, de entretenimiento del máximo nivel. Y allí donde estén, siempre, o al menos un servidor, les desearemos lo mejor a ambos.

            Vayan a verla. Por su bien, lo pasarán en grande, y por el del mundo de los fotogramas. Tom se lo curra, y mucho, y sólo por eso la cosa merece la pena. Palabra de fan de Tom y de todo lo que hace.