Todos, en cierta medida, tenemos nuestra odisea personal, sea en el espacio sideral o en Cuenca. Cada uno de nosotros nos pasamos la vida tratando de encontrar nuestro lugar en el mundo y emprendemos ese viaje propio en busca de ese ideal que proyectamos desde pequeños en nuestra mente de lo que será nuestra vida adulta. A veces ese viaje es fácil, otras no tanto, en ocasiones dificilísimo e incluso imposible, pero, independientemente de su grado de complicación, siempre luchamos, contra tierra y marea, en contra de todo obstáculo o contratiempo en busca de ese nuestro gran objetivo. Y en el periplo surgen muchas dudas, inseguridades, deseos, preguntas, con o sin respuesta, adversidades, problemas, ayudas, golpes de suerte, frustraciones, peleas (con otros o con nosotros mismos), pero siempre con el único fin de acercarnos a ese YO que queremos ser e, inevitablemente, de querer y comprender al YO en el que nos hemos convertido.
De eso hablan las dos películas de mi último martes de sesión doble. Del proceso de dos seres solitarios en llegar a entender quiénes son y quiénes quieren ser, de la aventura de dos complejos individuos en plena búsqueda de sí mismos haciendo lo que sea para alcanzar su meta, sin dejarse (o no), eso sí, por el camino a los OTROS, esos seres queridos que ayudan/complican su ardua odisea, bien sea espacial o terrenal, en pleno Neptuno o en el más británico Luton (Londres, Inglaterra).
“Ad Astra” (Dir: James Gray):
Muy recomendable es el último vehículo de lucimiento de un magnífico (y cada día más en forma interpretativa) Brad Pitt, quien se entrega en cuerpo y alma a las manos del siempre interesante James Gray (talentoso autor de obras siempre de gran calidad y complejidad como, por citar alguna, “Z, la ciudad perdida” o “Two lovers”, entre otras).
La trama de esta su nueva aventura (espacial) es la historia de Roy McBride un excelente astronauta capaz de la más difícil de las misiones en el espacio exterior, pero incapaz de lidiar con su vida interna y personal. Un hombre del espacio, atormentado con su pasado y su presente, quien será enviado al espacio exterior con una nueva y complicada tarea, la cual le permitirá (o no) resolver, de paso, qué fue de ese padre que también fue enviado años antes en busca de respuestas a lejanos planetas (se dedicaba a la misma complicada profesión) pero que nunca regresó.
El resultado una interesantísima, llena de poderío visual (me alucina como pueden cada vez mejor hacernos sentir que estamos en pleno Cosmos), aventura espacial, en la que existe un perfecto equilibrio entre el cine de ciencia ficción y el cine de reflexión filosófica, de mirada introspectiva, al más puro estilo de arte y ensayo. Cine de aventuras, sí, pero también de sentimientos, emociones, pensamientos, frustraciones dudas, … y, en el que una vez más, observaremos como las grandes dificultades no se encuentran en la más difícil de las odiseas espaciales, en la más peregrina de las hazañas, sino en dar respuesta a nuestros temores, nuestros miedos, nuestras preguntas sin respuesta, …
Un filme de tempo lento, reposado, también inquietante (esas imágenes en las inmediaciones de la estación de Marte), que te atrapa, al menos conmigo lo hizo y que nos demuestra, una vez, más que el gran dilema del hombre no es darles respuesta a cuestiones del calibre de si hay vida, o no, en otros planetas, sino el propio hombre en sí. Ese ser. Ese gran misterio. Muy recomendable.
“Cegado por la luz” / “Blinded by the light” (Dir: Gurinder Chadha):
Y de la más lejana parte del Universo, al más terrenal Luton (en los alrededores de Londres) y de un atormentado hijo a otro. De un “starman” (u hombre de las estrellas) americano en busca de su padre a un estudiante paquistaní intentando huir del suyo, en una odisea, más terrenal, pero no de menos enjundia. Nuestro protagonista se llama Javed (Viveik Kaira) y es un joven inmigrante que en plena etapa del instituto descubre qué es lo que quiere ser, escritor. Lo suyo son las palabras. Los poemas. Los libros. Y la música. Y será en ese momento crucial de su vida cuando descubra al que será su motor de inspiración y su gurú de ayuda personal: Bruce Springsteen. El “Boss” o, mejor dicho, sus canciones que inspirarán o ayudarán a nuestro joven en crisis a tirar para adelante y buscar esa fuerza necesaria en este momento de crisis vital. Tendrá sus cómplices (su profesora de lengua, su amigo y vecino, su compañera de clase, …), pero también sus obstáculos (ese padre aferrado a la tradición, que vino en busca de un futuro mejor para sus hijos a suelo británico, pero incapaz de dejar que sus “polluelos” se adapten a la que es, sin duda, su verdadera cultura).
Y el resultado. Pues bien. Una especie de “Billy Elliot” que cambia la danza por las letras y la Inglaterra minera de represión “Tacheriana” al Luton de integración racial. Una bonita película que se ve y se oye con agrado, con momentos de gran fuerza cómica, también con sus momentos dramáticos, con un buen reparto (en el que sobresale su protagonista) y con el aliciente y la fuerza de esas melodías en boca de ese grande del rock americano que es Bruce Springsteen. Quizá me esperaba más (dados los buenos comentarios que había suscitado), básicamente porque es una historia que hemos visto más veces, pero, aun así, disfrute de esta comedia al más puro estilo “british” que me recordó a otros clásicos de esa filmografía que tanto me gustaron anteriormente (el ya mencionado “Billy Elliot”, “Oriente es Oriente” o la anterior cinta de su directora, Gurinder Chadha, “Quiero ser como Beckham”). Una “feel-good movie” perfecta para todos aquellos que quieran disfrutar con una sencilla comedia llena de buen rollo, buena música y una bonita historia a la que es muy difícil no sentirse conectado. Lo cual, para nada es poca cosa.
Aunque las críticas estén divididas, habrá que saberlo por uno mismo, así que anotamos a Brad.
La del Bruce, se la diré a un amigo loco por él 🙂
PD. ENHORABUENA por los +250 seguidores!
Da vértigo pensarlo… a por más, show must go on…
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Gracias. Benja!! Estoy muy contento porque ya somos 250 seguidores y otros muchos que no están inscritos. Ahora a por los 500. Un abrazo grande. Felipe.
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