Cine infantil para superar la cuesta

Maldita sea la cuesta, pero no la de Enero, sino la de Septiembre. Para muchos el año no empieza tras la nochevieja, sino superado el verano.
Pensamos en años académicos, escolares y no en años propiamente dichos. Por eso una vez llega el mes que da comienzo al otoño se nos cae el mundo encima y todo lo vemos empinado y más cuesta arriba que nunca. Tras disfrutar del verano y el “veraneo” (¡Qué placer, Dios mío!! ¡Qué gusto dan las vacaciones!!!) hay que encarar un nuevo curso académico y es momento de dar reinicio a todo. Colocar armarios, también las neuronas (destrozadas y descentradas, como nuestros hijos, o nosotros mismos, qué carajo, tras el cachondeo estival), proponernos objetivos que nunca alcanzaremos, “tatuarnos a fuego” dietas que nunca cumpliremos, pensar en apuntarnos a  cursos en los que no acabaremos de matricularnos, prometernos, cuando sabemos que es falso,  con que tendremos todo ordenado, todo al día, que ahorraremos, que … en fin, autoengañarnos, como en cursos anteriores, con una lista llena de cosas, proyectos, sueños, retos, que en su mayor parte no se cumplirán (otros sí, por qué no: optimismo al poder) y que servirán exclusivamente para ser el origen de futuras frustraciones.

Son días raros, esos los de septiembre, en los que uno empieza y no acaba de empezar, en los que todo se inicia, pero nada acaba de arrancar, en los que hace frío y calor, en los que parece verano e invierno, en los que uno se enfrenta al comienzo de lo que uno espera, lleno de ilusión, pero también de pereza, para qué negarlo. Serán doce meses mágicos por delante en los que con incertidumbre habrá que esperar a ver si todo acaba como uno espera (objetivos aparte, claro está) o no. 365 días en los que habrá que ver si uno sobrevive o no, para poder terminar disfrutando de las deseadas vacaciones e inevitablemente, una vez éstas acabadas, volver a la maldita, sí maldita y más maldita, cuesta de septiembre una vez más.

Eso sí, son unos días perfectos, en los que aún no hay actividades extraescolares, para ir, los que tenemos hijos, al cine y ver esas películas del final del verano, esos filmes familiares que no pudiste ver por estar entregado al despiporre veraniego acompañado por tus amados retoños.

Este es el resultado de esas bonitas tardes cinéfilas en compañía de mis dos hijos (ordenadas de la que menos a la que más me gustó).

 

 “Dora y la ciudad perdida” / “Dora and the last city of gold” (Dir: James Bobin):

Con los ojos como platos me quedé al comprobar alucinado que la que vendían como un gran entretenimiento infantil (al menos eso decían las críticas) y una especie de “Lara Croft” orientada para los más infantes de la casa, era una cosa terrible más tirando a lo ridículo que a lo brillante. Ni me gustó el peinado (o peluca) de su efervescente protagonista (la muy de moda Isabel Moner), ni la trama, ni los personajes, ni casi nada en esta versión en acción real de los entrañables dibujos animados (sí, a mí me parecían entrañables, que le voy a hacer). Nada me funciona en esta traslación súper naif, un tanto ñoña y facilona película para niños que supone la traslación a la pantalla grande de las aventuras de Dora y toda su banda. No encuentro acertado su humor ni su estética y hay momentos (esa canción en torno a la caca; sí han oído bien, los excrementos como leitmotiv de una tierna tonada) en lo que lo único que viene a mi cuerpo es la vergüenza ajena. Su trama, que mezcla aventuras en la selva, rescates y la integración de la “fuera del planeta”, porque ha vivido hasta ahora en la selva, Dora en un instituto americano está lejana de ser entretenida y aportar algo coherente/sensato. Salgo entre sonrojado y asustado (no me digan por qué, pero salí estremecido) y pienso que lo que he visto es todo un espejismo. La crítica la valoraba, más o menos positivamente. Yo, personalmente, no se la recomiendo. Ustedes mismos y los gustos de sus peques, que cada uno es cada uno.

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“Mascotas 2” / “The secret life of pets 2”. (Dir: Chris Renaud):

Ni frío ni calor me produjo la secuela de “Mascotas” (película que en su primera entrega no es que me encantara, pero me hizo pasar un buen rato en el cine). Esta segunda parte vuelve a gozar de la misma bonita y certera animación, todo está cuidado y es agradable de ver, los personajes entrañables y divertidos y formalmente no se le puede achacar nada (algo que ya empieza a ser señal de la casa “Illumination”, creadora, entre otros, de esos adorables personajes que son los Minions). Pero a la cosa le falta alma, chicha (como dirían en mi tierra), debido a una historia que se pierde en varias subtramas (la excursión al campo de Max donde conocerá al perro granjero Rooster, tras la llegada de un niño al hogar familiar de Katie, su dueña; la odisea de Gidget por rescatar el juguete favorito de Max de un apartamento lleno de gatos y la aventura de Snowball por liberar a un adorable tigre blanco del circo donde lo tienen encerrado) sin llegar a focalizar en ninguna. Se deja ver, no te aburres, pero tampoco te apasiona. No te mueve ni te lleva a salir del cine, emocionado, tronchado, súper entretenido, que es lo que la mayor parte de los padres buscamos en estas películas (ya si te hacen pensar y llenan de creatividad tus pupilas y tu cerebro, como es el caso de Pixar, pues “chapeau”). Correcta. Aprobado. Sin más.

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“Angry birds 2” (Dir: Thurop Ackerman):

Curiosamente, la que menos prometía, al menos para mí, es la que luego más me gusto. Y es que “Angry Birds 2” es la que mejor combina o tiene un mayor equilibrio o  mezcla perfecta entre una buena animación (aquí los dibujos gozan de un buen sentido estético y, como en la anteriormente mencionada cinta sobre las mascotas, aquí también hay buenos, divertidos y entrañable personajes) y una buena trama, aunque la inspiración haya salido de un videojuego (la historia de como los habitantes de las dos islas rivales, pájaros y cerdos, tiene que unir sus fuerzas para acabar o, al menos frenar, una nueva y desconocida amenaza). Sin ser un peliculón para público familiar, que no lo es, entretiene, divierte y te hace pasar un buen rato, lo cual, visto lo visto (ver reseñas anteriores) no es una bicoca. Notable. Ah, y con una selección musical en su banda sonora muy pero que muy disfrutable.

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Pues lo dicho, a coger a sus peques y a lanzarse a las salas de cine, que tanto ellos como vosotros disfrutarán un montón de este apasionado y apasionante arte. Créanme, nosotros lo hicimos y lo seguiremos haciendo.

 

NOTA: Esta semana, por problemas de agenda en la emisora, no habrá programa de “Hoy me voy al cine”. Habrá que esperar. Por lo tanto, hasta dentro de dos viernes.

Sean felices y hasta el próximo post.

 

5 comentarios sobre “Cine infantil para superar la cuesta

    1. No te apuntes tantas, Sam, qué los enanos ven sólo 1, pero muuuuuchas veces!
      🙂
      Dicen los psicólogos (y amigas mías cuyas hijas han superada las cien visualizaciones de Frozen), que el hecho de saber qué va a pasar, les relaja… y disfrutan más de la película… vamos, qué las memorizan…
      jejeje

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