«Shazam»: de cuando «Big» tomó alas

Una de las películas de las que guardo mejor recuerdo de mi infancia es, sin duda, “Big”, de Penny Marshall. La historia de ese adolescente que harto de ser pequeño (y, sobre todo, de que las chicas pasen de él) pide, una noche en el recinto ferial, a la máquina de deseos del mago Zoltar que dicho hechicero le otorgue la cualidad de hacerse mayor. El problema comenzará cuando dicho deseo le sea concedido y al día siguiente amanezca en el cuerpo de un adulto treintañero (interpretado con genialidad por Tom Hanks). A partir de entonces, ese niño, con anatomía de mayor, se las tendrá que ver y desear
con las complejidades del mundo adulto contando para ello solo con la fiel ayuda de la única persona que le cree, su mejor amigo. Me encanta esa película. Me río, me emociono y me lo paso en grande con esa peculiar pareja de amigos intentando solucionar, por las calles de Nueva York, el desaguisado referido a la edad en el que se han metido.

Veo “Shazam” en una abarrotada sala de cine en una tarde lluviosa de domingo (¿qué mejor plan en ese caso que ir al cine?) y, mientras paso un gran rato en familia y con buenos amigos, no puedo dejar de pensar en el ya clásico, al menos para mí, largometraje de la cinefilia ochentera.

 

“Shazam” (Dir: David F. Sandberg):

Pues eso es “Shazam”. Un “Big” con súper poderes. Un “Chico grande” con capa, que puede volar y luchar contra el mal (recuerden que yo no soy lector de cómic y me enfrento a los filmes basados en ellos como mero espectador cinematográfico, nada más). Y es que la nueva película basada en un cómic del Universo DC va de eso. De un niño “perdido” (no ha vuelto a ver a sus padres desde pequeño yendo, desde entonces, de casa en casa de acogida), que su destino querrá concederle el poder de ser un súper héroe, pero con un gran desfase de edad. Me explico: cada vez que pronuncie la palabra “Shazam” dejará de ser un adolescente imberbe para convertirse en un mini (de alma y espíritu) súper hombre (todo músculos y altura) con todo tipo de poderes. Eso sí: cuerpo de treintañero abonado al gimnasio, pero con mente de “teenager” sin madurar. Dicho adolescente, con la compañía inseparable de su nuevo hermano no biológico (creando un perfecto dúo cómico muy similar al de la comedia protagonizada por Tom Hanks), dedicará dichas mágicas nuevas destrezas para flipar y dedicarse al puro despiporre, para posteriormente usarlas focalizando, exclusivamente, en acabar con el mal que amenaza con finiquitar su paz y la de su entorno.

shazam2

            El resultado: divertido, entretenido y jovial como el personaje protagonista. Una peli de superhéroes pero de sesión de tarde, muy en la línea (y en eso me parece un gran acierto) del cine ochentero (desde el mencionado “Big”, a “Regreso al futuro”, “Los goonies” o el cine “Spielbergeriano”) con el que yo crecí y me enamoré de este arte. Un “Superman” versión “junior” lleno de gracia y de chispa, ágil y chispeante, como el rayo de su traje, cuyo metraje pasa de inicio a fin sin que te enteres, en un suspiro (lo cual habla de sus buenas cualidades). Cine del universo DC (de lo mejor de su mundo, al menos para mí, con “Wonder Woman” y la trilogía del “Caballero Oscuro” de Nolan) pero de espíritu desenfadado y naif (no hay nada como no tomarse en serio) que te hace pasar un gran rato de inicio a final. Risas y acción a manos llenas. Carcajadas y peleas a partes iguales. Sonrisas y sustos en igualdad de condiciones.

Y si acertado es su estilo y su naturaleza, también lo es su reparto, perfecto todo, pero en el que sobresale su protagonista, el humorista Zachary Levy, quien le saca todo el partido posible a ese “traje hecho a su medida” (aunque le apretara mucho en le rodaje, no me extraña, cuanta licra, como confesó hace poco).

Lo dicho. Cine juvenil de hechiceros, poderes sobrenaturales, rayos cósmicos, híper velocidades, puñetazos casi mortales y niños (que, aunque de cuerpo XL, minis de alma). Pelicula perfecta para una tarde lluviosa de primavera (y soleada y ventosa y nebulosa y…; perfecta para cualquier tarde) en la que acercarse a la gran pantalla para pasar un buen rato. Una divertida versión 2.0 de esa grande película que fue “Big” (al que se le hace un breve, pero bonito, homenaje rememorando esa ya mítica y maravillosa escena del piano) y que este intento de bloguero (no de moda), con cuerpo de adulto (sin tantos músculos como nuestro héroe, todo hay que decirlo) pero con síndrome de “Peter Pan”, no olvidará jamás. Enorme “Big”, grande, también,  “Shazam”.

 

 

 

7 comentarios sobre “«Shazam»: de cuando «Big» tomó alas

  1. Hay demasiados súperheroes ya, no conozco a la mitad
    Pero bueno, si entretiene es un punto a su favor ya
    A ver si DC acaba de dar en la tecla, que Marvel ya pulsó hace años…

    Buah, hay películas que gustan a todo el mundo y ‘Big’ es una de ellas.
    También es verdad que películas que nos enamoraron de niños, no se deben revisionar,
    o correremos el riesgo de perder la esencia captada de niños…

    Y hablando de niños, aplaudo al cole de mi hija!
    Hoy se los han llevado al cine. Ahí, fomentando el arte en el cole!
    Por algo es el séptimo arte y si van a museos, aplaudo la inicitiva.

    Esto debía proponerse en el trabajo mío, hablaré con el jefe, qué nos lleve al cine los miércoles por la mañana…
    🙂

    Saludos!

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    1. Todo lo ate propones lo aplaudo y lo apruebo. Yo soy de los que pienso que el cine debería ser asignatura obligada en el cine, como plástica, música y E.F. Creo que a través del cine puedes aprender muchas cosas como historia, política, arte, … y sobre todo valores y sensibilidad. Yo soy la persona que soy gracias, en gran medida, al séptimo arte. Me parece igual de genial lo del cine en el trabajo. Ya sabes, que yo, cine “everywhere”.
      Y sí. Fan de “Big” total. Hace mucho que no la revisiono. Por si acaso no lo haré. No sea que me quede de piedra. Un abrazo. Dile a Robert que he recomendado su Expo en mi programa. Así que, que él recomiende mi blog en la convención. Es broma. 😜 Un abrazo.

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