“In the Mood for Love”. Esa Maravilla.

Vuelven a reestrenar en cines, con copias restauradas, después de 20 años de su presentación por primera vez en el Festival de Cannes, esa maravilla rodada por Wong Kar-Wai, cineasta al que siempre se le ha calificado como “el Almodóvar asiático”, esa fantástica película llamada “In the mood for love”, o, como bien han tenido a traducir en nuestro país, “Deseando amar”.

Es la primera película que elijo para mi reencuentro con las salas en este 2021. Voy con miedo. Dos son los motivos que hacen que mi cuerpo vaya un tanto estremecido. El primero es la nieve. El fenómeno “Filomena” ha arrasado Madrid y deambular por sus calles es algo como pronto peligroso. La ciudad está teñida de blanco y desprende soledad y vacío por los cuatro costados. Lo que yo califico de “Apocalipsis Chulapo” hace que la ciudad parezca un escenario de una cinta de Ciencia Ficción y no la cosmopolita, bulliciosa y alegre Madrid a la que estamos acostumbrados.  El silencio se mastica en las calles y me siento cual el protagonista de una película de serie B al que está a punto de sorprenderle cualquier criatura extraña. No me sorprendería que por cualquiera de los caminos que camino apareciera un zombi y se cebara con mi engordada (sí, las Navidades han vuelto hacer estragos en mi cuerpo serrano) anatomía.

El segundo motivo de mi pavor es el reencontrarme con la que es una de mis películas favoritas. Hace mucho que no revisiono la cinta del maestro Wong y el volver a enfrentarme a ella, y más en una sala de cine, me da un poco de respeto. ¿Y si no ha aguantado el paso del tiempo y mi decepción hace que caiga uno de mis mitos cinéfilos de siempre? ¿Conseguiré disfrutarla como todas las veces que la he visto hasta ahora?

Hay suerte. No me ataca ningún zombi (pena de mis kilos de más, eso sí) y la película me vuelve a encantar, chiflar, enamorar, … Vamos con ella.

“Deseando amar” / “In the mood for love” (Dir: Wong Kar-Wai):

            Vuelvo a salir fascinado de este cóctel de amor y remordimientos que nos plantea Wong Kar-Wai en la que es probablemente una de las historias de amor más tristes de la historia del cine. La mezcla de amor, deseo, infidelidad, fidelidad, amistad, secretos, miradas, espejos, habitaciones, callejones, boleros, encuentros, desencuentros, engaños, desengaños, humos,  y fideos chinos (sí, la comida juega otro papel importante dentro de la película) sigue siendo perfecta y ha sido “batida” con el mejor tino por el maestro del cine asiático. Me sigue enganchando absolutamente la historia de estos “amantes-no amantes” atrapados en el peligroso territorio de el deseo y la culpa. En tierra de nadie. Abatidos por lo que quieren hacer y lo que deben de hacer. – “Nosotros no somos como ellos” – se dicen en un momento de la trama, convenciéndose así mismos de que están haciendo lo correcto, aunque saben que probablemente estén haciendo lo contrario. Su cuerpo se lo pide. Su corazón. Su alma…. ¿O no? Les unió el destino. La ausencia prolongada de sus parejas. Su soledad. Su deseo de amar. Y de ser amados. Eso y el destino. Y el encuentro ya no tiene vuelta atrás. Marcará sus vidas para siempre. Abrasará a modo de tatuajes incandescentes sus corazones. Me sigue atrayendo su trama y sus atractivos y elegantes personajes (magníficamente interpretados por los atractivos y elegantes Maggie Cheung y Tony Leung). Pero es la apabullante belleza de sus imágenes, unida de manera magistral con su magnífica banda sonora, es su virtuosismo audio visual, su derroche de genio sensorial, lo que me transporta a un “más allá” fílmico, a un “limbo” cinematográfico, a un espacio “fílmico-orgásmico” en la que las imágenes y mi alma entra en conexión perfecta. Mi mente y mi corazón se dejan llevar por sus callejones, por sus pasadizos, por sus habitaciones, por las melodías de cello y sus canciones de Nat King Cole, sus apasionadas tonadas, por los elegantes tacones y los preciosos trajes de ella, por el humo de los cigarros de él, por esas manos que se quieren agarrar y no se agarran, esos cuerpos que se quieren tocar y no se tocan, por esa maravillosa fotografía de estampa retro, en fin, por todo, y me dejo arrollar por la poesía de lo creado por el grandísimo Wong Kar-Wai (uno de mis directores favoritos, dicho sea de paso). Salgo reconfortado y feliz de haber presenciado de nuevo algo más que una película, una maravilla en fotogramas, un poema cinematográfico, una experiencia hipnótica, un relato entre lo onírico y lo real, una historia de “amor-no amor”, o sería mejor decir “tragedia” (¿acaso no lo es?), bella, relajada, relajante, única, especial, genuina, genial… Un “delicado y suculento plato tres estrellas michelín” para degustar de manera reposada y tranquila y saborear hasta que la explosión de sensaciones y emociones sea total, extrema, máxima. Y me muero del todo en ese susurro final. Lanzado al vacío. A la nada. Lleno de esperanza y de deseo. Y salgo de la sala deseando yo también. Esperando que sensaciones así me vuelvan a ocurrir, me corran por las venas, y muchas, en las sucesivas películas que vaya viendo en este 2021. Yo confío. Estoy seguro de que aparecerán. Pero habrá que esperar a ver qué pasa. O como canta Nat King Cole en la película: “Quizás, quizás, quizás…”.

8 comentarios sobre ““In the Mood for Love”. Esa Maravilla.

  1. Pues sí que arriesgaste… por lo de Filomena, digo,
    la peli parece que era una apuesta segura para vos 🙂
    No soy yo mucho de cine asiatico, la anotamos!

    Qué cosa da ver esos reestrenos en la cartelera…
    Es la época que toca vivir ahora, qué le vamos a hacer!
    Ya vendrán tiempos mejores, seguro, seguro, seguro jejeje

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  2. Yo también he aprovechado de esta restauración de la etpli y la he visto en el cine, qué maravilla! Como has escrito muy bien tú, las imágenes, la música, los diálogos (que fuerte ese «no somos como ellos»), y sí, hasta los fideos… he disfrutado un montón de esta peli!

    Eso de ver clásicos (modernos y antiguos) en los cines podría ser una buena estrategia para salvar el sector… A ver qué pasa cuando vuelvan a abrir las puertas!

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  3. Querido Felipe,
    Gracias. Mil gracias.
    No había visto esa película antes y tras la lectura de este blog me he animado a verla.
    Es imposible describirlo mejor que con tus palabras.
    Me ha encantado. Una grandisima película que se me habría escapado sin tus comentarios.

    Le gusta a 1 persona

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