“Las niñas”. ¿La peli española del año?

Hace tres años, una pequeña película española, ópera prima de una directora catalana (Carla Simón), conquistaba absolutamente mi corazón. Se llamaba “Verano 1993” y contaba la historia de una niña cuyos padres habían fallecido por SIDA y que veía como tenía que rehacer su vida con sus adoptivos tíos. Era una cinta de apariencia sencilla, de realización casi documental, veraz, directa, pero en el fondo de gran complejidad, ya que mostraba a través de un montón de pequeñas y cotidianas escenas todo un momento concreto de España y de una niña, su protagonista, la cual dejaba atrás el mundo de la infancia para enfrentarse al no tan gratificante mundo de los adultos. Era una película redonda. 10. Perfecta. Y con un final tan potente y magistral, como brutal y conmovedor. Si no la han visto ya, no pierdan el tiempo y regálensela a su mente y su corazón en cuanto puedan. Fue mi película española de ese año. Quizá incluso de esa década.

Vuelvo a sentir algo parecido con “Las Niñas”, la ópera prima de la maña Pilar Palomero. Vamos con ella.

“Las niñas” (Dir: Pilar Palomero)

Tenía muchas ganas de ver “Las niñas” en el cine. Desde su paso por Berlín, donde todo fueron buenos comentarios, y tras llevarse la Biznaga de Oro (así como el premio Feroz de la Crítica) a la mejor película en el último Festival de Cine Español de Málaga, se había convertido en el largometraje fenómeno del año de nuestra cinematografía. El cartel, cuando lo veía, subrayaba en bien grande una cita de una reseña periodística, señalando bien claro el siguiente lema: “La película española del año”. Mi curiosidad crecía por momentos cuanto más leía sobre ella y más visualizaba el cartel, y cada día tenía más ganas de saber qué es lo que escondía esta tan laureada y alabada primera cinta en torno a unas estudiantes (“Las niñas” del título) de un colegio de monjas.

¿Es tan buena, entonces, como dicen? Pues sí. “Las niñas” es un certero retrato de la mujer en un momento concreto de nuestro país, los 90, así como de esa época tan importante en la vida como es la adolescencia. Nos cuenta la historia de Celia, una niña en ese instante clave en el que empieza abandonar su infancia para adentrarse en la madurez, así como de los personajes que rodean su cotidiana y, hasta ahora, tranquila existencia: su madre, sus amigas y compañeras de clase, así como sus profesoras (las monjas del colegio religioso al que asiste diariamente). Su directora nos muestra en pantalla un collage de pequeñas escenas del día a día (casi a modo de diario de su propia infancia, como ha comentado su creadora en varias entrevistas) de nuestra inocente protagonista y del como poco a poco se tendrá que enfrentar a los sinsabores y frustraciones de eso que es descubrir y adentrarse en el mundo de los adultos, algo que irá moldeando su nueva y no tan frágil personalidad. Asistiremos a sus recreos, sus primeras discotecas, sus tardes de música, sus clases, sus charlas con las amigas, su primer pintalabios, su primer top, … así como a sus primeros síntomas de desencanto, ira y frustración. Todo ello mostrado de una manera sencilla y veraz, directa y concisa, pero llena de trasfondo y mensaje, en un cóctel donde sexualidad, pecado, religión, miedos, dudas, represión, deseo, secretos y libertad (o falta de ella) se agitan de manera perfecta para dar un resultado tan bello como real. Un retrato, el de una época, donde pasearán por pantalla desde Chimo Bayo, a Héroes del silencio, de las casetes y carpetas dedicadas, al “Póntelo Pónselo” de la era del SIDA, desde Rafaela Carrá a las Mama Chicho (es maravilloso lo bien que está reflejado en pantalla ese momento concreto de nuestra historia), así como el de toda esa generación de entonces niñas, ahora mujeres, que vieron como sus vidas estaban aún a medio camino entre la represión y la libertad, de quién querían ser y hoy finalmente son.

Una cinta sobresaliente, llena de realismo y poesía, de verdad y magia, de la que es imposible desengancharse de principio a fin. Atención especial merecen la efectiva y acertada mano de su directora, Pilar Palomero, alguien, sin duda, a tener en cuenta a partir de ahora;  el auténtico y fiel mundo que refleja y lo bien que se recrea un momento y una época, gracias a una dirección de arte matrícula de honor; la granulada y retro, realista y poética, fotografía de la cinta, algo que aporta credibilidad y encanto a la experiencia; la buena elección de los temas musicales introducidos (algo que a los nostálgicos que fuimos jóvenes en el momento concreto que se muestra en pantalla, nos trae muy buenos recuerdos); y, sobre todo,  el deslumbrante debut (fantástica, híper creíble, perfecta) de su debutante actriz, Andrea Fandos, así como ese perfecto final que cierra de manera genial y redonda una película genuina, hipnótica, diferente e híper recomendable. Una cinta que muestra poco, pero que cuenta mucho, sencilla pero compleja, pequeña pero muy grande, que, a un servidor, cautivó desde el minuto uno. Pues eso, a verla. No se la pierdan. En los cines, eso sí.

6 comentarios sobre ““Las niñas”. ¿La peli española del año?

    1. A mí “Estiu 1993” me encantó. Y esta es muy del estilo. No sé si llegarás a verla pero si lo haces ya me dirás qué te parece.
      Coincido contigo en que “Héroes del Silencio” no pueden faltar en un revival de los 90. 🙌🏻🙌🏻🙌🏻😜
      Un saludo.
      Felipe.

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  1. Pues no me ha conquistado mucho la temática. Vi buenas críticas en la televisión el otro día, eso sí.
    Y si Felipe habla así de ella, pues al menos, la anotamos para el futuro 🙂

    Igual me llama más la atención la segunda parte, la de «Los niños» jejeje
    Pondrán música de «Los niños del Brasil», teloneros de «Los Héroes» aquellos años mozos 😀
    Aunque yo soy más de «El último de la fila»!

    Lo importante que el cine siga dando productos de calidad y nosotros sigamos leyendo el blog!
    Saludos

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