Mis básicos de Agosto

Agosto es mi mes menos cinéfilo. Y, que quede claro, no por falta de ganas. Sigo leyendo sobre cine, informándome de lo que se cuece en el panorama cinematográfico y enterándome de lo que es más “trending topic” del panorama del celuloide allá en todos los confines de la tierrra. Pero lo que se dice introducirme en una sala oscura y disfrutar de un festín de tarde de cine, poco. Más bien nada (insisto, y no por falta de ganas), básicamente porque abandono mi Madrid residencial (donde tengo mi linda morada) y me dedico a otra cosa, a eso tan sencillo y disfrutable que es veranear. Voy a la playa, al pueblo o a la montaña, de turismo a un lugar lejano, o cercano, qué más da, charlo con amigos, familiares, voy de cañas, de fiesta, a la piscina, al río, al mar, de barbacoa, de restaurante, chiringuito o merendero, terraza o jardín, bailo, río, gozo, en fin, me divierto, desconecto, y hago un poquito de “tó”, pero, como comprenderán,  poco tiempo me queda para rendirme (como hago el resto del año) y fugarme  al templo del celuloide. Aún así, intento escaparme, o bien aprovecho los primeros días de septiembre, para ver lo que yo considero esos básicos, de los que, por una razón u otra, todo el mundo habla en lo que a la gran pantalla se refiere. Esas películas que, bien por “taquillazos”, o por haberse convertido en “sleepers” (o pequeños éxitos del boca-oreja de la temporada) o bien porque han sido bendecidos por la crítica, de una manera u otra, hay que ver. Pues estos fueron los míos. Estos fueron mis básicos de agosto.

 “Padre no hay más que uno” (Dir: Santiago Segura):

Acudí a ver la nueva de Santiago Segura simplemente porque mis hijos la querían ver y porque el público español estaba acudiendo en masa a verla (lo cual, a veces, es referente de que algo bueno tiene) dejando positivos comentarios en las redes sociales. Y, os preguntaréis, ¿realmente tiene ese algo tan bueno que ha puesto a la película en el punto de mira? Pues sí. Lo tiene. Porque a pesar de que no es una gran película, porque no lo es, más bien al contrario (tirando a floja, vamos, no gran cosa), el guion es previsible y facilón, algunos actores, sobre todo los adultos, están súper sobreactuados, y no tiene un sentido ni de la trama ni de la estética muy conseguido, te echas unas risas tremendas, gracias a unas situaciones y un humor muy divertido (muy del estilo de su director, Santiago Segura) que sobre todo bordan los más jóvenes e imberbes actores (los cinco niños). En definitiva, entretenimiento familiar no de gran calidad, pero muy resultón y disfrutable.

“La virgen de Agosto” / “The August Virgin” (Dir: Jonás Trueba):

A la nueva de Jonás Trueba (interesante director cuyas cintas siempre suelen tener algo) acudí hipnotizado, además de por su precioso cartel,  por las buenas reseñas que había leído en la crítica nacional e incluso internacional (fue galardonada con una mención del jurado internacional en Karlovy Vary). Está claro que no vi nada de lo que vieron ellos. Todo me resultó falso e impostado, detrás de una supuesta naturalidad, en esta cinta de una mujer que trata de encontrarse a sí misma en un caluroso agosto madrileño. Salvo ciertos momentos brillantes (que los hay), un cierto magnetismo en la presencia de su protagonista femenina y otros detalles, como ese plano final y el porqué del título (que me reconciliaron un poco con lo visto previamente), el resto, todo me resultó impostado y pasado por el filtro de la supuesta intensidad que todo “hipster” que se precie debe de tener para sentirse auténtico. La calificaban de “Rohmeriana”, para mí, todo pose y postureo (e insisto que iba con muchas ganas).

“Quien a hierro mata” (Dir: Paco Plaza):

Tensa, entretenida y muy recomendable es la nueva cinta de Paco Plaza protagonizada por el siempre hipnótico y fantástico actor (aquí vuelve a dar todo un recital) Luis Tosar. Ambientado en Galicia y con una trama que mezcla las relaciones familiares, el mundo de la droga y el saldo de cuentas con el pasado, este thriller con toques de drama, o drama con tintes de thriller (no lo acabo de tener muy claro), es de lo más potente e inquietante que he visto este año en una sala de cine. Si Tosar lo borda (nominación segura al Goya), como siempre, atención a toda la galería de secundarios que lo acompañan (desde María Vázquez, como esposa, a Xan Cejudo, Enric Auquer – ¡Qué revelación, madre mía! – e Ismael Martínez, como el clan de los Padín, todos perfectos). A más de uno lo veremos como compañero de nominación del grande Mr. Tosar. Muy recomendable.

“Érase una vez en Hollywood” / “Once upon a time in Hoolywood” (Dir: Quentin Tarantino):

Y para rematar: la guinda. O ese brillante homenaje que Tarantino se ha “cascado” con aquello que más ama, el cine. Un homenaje a la gran pantalla, pero también a la pequeña, la tele. Un homenaje asimismo a una ciudad, Los Ángeles, y a un momento, finales de los años 60, así como a todos los peculiares personajes que lo habitaban. En concreto dos, un actor en horas bajas y su doble, que deambulan por diferentes lugares de la ciudad coincidiendo con sus exóticos residentes y dando lugar a las más peculiares de las situaciones. Un Tarantino sobrio y comedido en su mayor medida que se guarda un as bajo la manga dejándonos KO con un tercer acto delirante, soberbio, desmedido, hilarante, genial, …que llena de sentido a su genial título. Un gran Tarantino al que le acompañan otros dos grandes (no sé quien lo hace mejor de los dos), unos Leonardo di Caprio y Brad Pitt en plena forma que llenan de vida, gracia y de todo lo que deben de tener sus personajes, a los que le acompañan una salvajemente guapa y chispeante, de idéntica genialidad, Margot Robbie. Un Tarantino de degustación lenta pero tan gustoso, explosivo y estimulante como siempre. Para todos los que améis el cine, toda una obligación, o un “must”, como ahora se dice. A mí, me encantó.