Resaca post Halloween. Sobredosis de cine infantil y juvenil

       Y llegó Halloween y con él las calabazas, los buñuelos, las brujas, los huesos de santo, los del esqueleto, los vampiros, Frankestein, el hombre lobo, el día de los muertos, el de difuntos, el de las ánimas, las calaveras, las catrinas, las máscaras, las cáscaras, de las castañas, quiero decir,  el diablo, belcebú, su rabo, sus cuernos, el cielo, el infierno, … en fin, todo un sinfín, de variedad y de forma, de mitos y creencias, de tradiciones y festividad,… y, entre tanto espíritu y espectro, unas buenas dosis de “ruraleo” (somos muchos los que en esta época nos escapamos al pueblo en busca de la paz que no nos da la gran ciudad) y de cine infantil y juvenil. Dicho esto, estas son las películas que he visto. Encomendémonos al más allá y vamos allá, valga la redundancia, con ellas, “I mean” (quiero decir…).

 “Smallfoot”. (Dir: Karey Kirkpatrick y Jason Reisig):

Empezamos con los más pequeños, ya que para ellos está destinada fundamentalmente, aunque los adultos “peterpanianos” disfrutemos de lo lindo con ella igualmente, esta película de animación basada en la leyenda del hombre de las nieves, más conocido como Yeti. Pues de él va esta historia. La trama: la ciudad de los Yetis, todo en calma y en paz, hasta que uno de ellos, nuestro protagonista, descubre por casualidad que existe otra civilización, la de los humanos, “smallfoot”, de ahí el título, o “pies-pequeños”, de la que no tenían ni idea. A partir de ahí, el enredo entre unos y otros y como resultado un digno entretenimiento con interesantes temas, más para los que somos padres, como el miedo a lo desconocido o la sobreprotección a nuestros retoños para evitar que ellos se enfrenten a la cruda realidad y a sus propios miedos. No es Pixar, para nada, pero no está mal. Además, contiene una serie de números musicales, al más puro estilo musical de Disney, de lo más dignos. Conclusión: recomendable para padres con hijos.

“Pesadillas 2” / “Goosebumps 2: Haunted Halloween”). (Dir: Ari Sandel):

Y de los más pequeños a los medianos, porque para ellos estaría destinada esta segunda parte de la anterior entrega de igual título, aunque a mis peques, de edad más temprana, también les encantó. Cine de aventuras juvenil que retoma la idea del filme previo: un libro y la maldición de este cuando se abre, ya que de él escaparán todos los temibles personajes que se escondan en sus páginas. En este caso, el título del manuscrito no es otro que “Noche de Halloween”, por ello su oportuno estreno en esta época del año, lo cual conlleva a que, esta vez, los personajes huidos de las páginas literarias no sean otros sino los que han bombardeado nuestra retina estos días previos a la noche de los muertos, “Halloween”, noche de difuntos, o como cada uno quiera que la llame. El resultado, correcto, sin más. Una especie de telefilme de a media tarde, sofá y manta, de calidad no muy alta pero que se deja ver, pues no deja de ser entretenida. Lo mejor: toda la iconografía que pasará por nuestros ojos en torno a la popular fiesta norteamericana (aunque, “cuidadín”, que ya ha llegado aquí, cual espíritu en peli de miedo, para quedarse). Lo peor: su estética y su guion de telefilme. Lo que viene a ser un 5.

“Venom”. (Dir: Ruben Fleischer):

Y de los medianos, a los adolescentes y más adultos, edad para la que recomiendo “Venom”. Y digo esto, porque, aunque se trata de otra de la MARVEL, y de superhéroes, su tono sombrío y oscuro puede dejar a más de un niño sentado en su butaca sin palabras (a los míos, sin ir más lejos). Por ello que la considero más para usuarios iniciados en el fascinante mundo de la vida adulta, aburridos o no de ella.

He de decir que tenía ganas de ver “Venom”, las cuales se me quitaron al leer las críticas norteamericanas y patrias, y las cuales me volvieron a entrar cuando los comentarios de mis cercanos, así como en redes sociales, no eran tan negativos como pensaba. Su éxito en taquilla ya me hizo reconsiderar la cosa y me animé a ir a verla en este tan propicio fin de semana de “monstruos”.

       Tengo qué decir que yo no leo cómics, ni de Marvel ni de DC. Con lo cual, aclaro que no soy experto en la materia, y me enfrento a cada estreno de MARVEL un tanto “vírgen” respecto al universo que me plantean. Quizá no sea la persona más adecuada para juzgarlas, pero como cinéfilo, y autor de este blog, también tengo que dar mi opinión sobre ellas. Yo voy a disfrutar, porque considero que es cine de entretenimiento, el cual me encanta, y dentro del cual a veces te encuentras ejemplos de gran calidad. Pero no voy, porque no puedo, ir más allá.

Dicho esto, digo que “Venom” no me ha parecido la mejor película de MARVEL, pero tampoco un despropósito ni un descalabro. De hecho, me entretuvo mucho y me enganché totalmente a esa especie de versión 2.0. del mito de “Dr. Jeckyl y Mr.  Hyde” con ese glorioso Tom Hardy, todo un acierto de casting, y su simbionte Venom. La historia, la cual atrapa, nos traslada a una trama de alienígenas que se apoderan de cuerpos humanos bajo los mandos de una poderosa empresa de investigación científica y su maquiavélico dueño. Y ahí entra Tom Hardy, o su personaje, Eddie Brock, un intrépido reportero que se verá afectado por uno de estos “simbiontes” traídos de tierras alienígenas y que se las tendrá que apañar para adaptarse a su parásito, como él cariñosamente lo considera, e incluso luchar contra otros bichos de la misma especie, pero de naturaleza peor que la suya.

Mucha acción, mucha oscuridad, mucho ruido (quizá demasiado, un poco atronadora), mucha pelea y un cierto “macarrismo”,  y mucho sentido del humor (quizá también demasiado o no del todo comedido, aunque a veces tenga auténticos “puntazos”, un humor que intenta emparentarle con otros colegas del pelo de “Deadpool” pero que no acaba de estar del todo conseguido; tampoco puedo juzgarlo con certeza porque vi la versión doblada en la que se suele perder bastante; si se puede, versión original siempre) y sobre todo un buen rato, que te deja con ganas de más. Mucho tienen que ver en ese sentido ese final y, atención, esas escenas post-créditos, las cuales no hacen otra cosa que dejarnos con los dientes largos, cual Venom en su momento más álgido (¡Qué dentadura fea, la del bichejo!). Larga vida a Tom Hardy y, “of course”, a su Venom. Algunos, aunque no le podamos dar matrícula, sí que queremos más.