Europa, el falso Paraíso

Me acercaba con curiosidad a las dos pelis que he visto esta semana. Dos pelis de cine de autor estrenadas en el circuito de festivales y que venían precedida de muy buenos comentarios. Las dos son perfectas para una sesión doble, como la que yo me hice, ya que están muy unidas por una misma temática: en ambos casos se desmonta la imagen de la idílica Europa en la que creemos vivir para mostrarnos una realidad bastante descorazonadora. Una Europa llena de racismo y desigualdad y donde las diferencias socioeconómicas siguen siendo brutales, factores que hacen que la imagen “paradisiaca” del continente en el que creemos vivir esté muy lejos de lo que a uno le gustaría soñar.            Dos películas muy interesantes desde el punto de vista de la trama pero que, personalmente, me dejaron un poco extenuado por su demasiada marcada naturaleza de arte y ensayo. Cine demasiado sesudo, vaya. Grandes ideas, en definitiva, pero agotadoras. Me explico.

“Western”. (Dir: Valeska Grisebach):

La historia de “Western” se desarrolla en algún lugar en la frontera entre Bulgaria y Grecia. Allí llegan unos trabajadores alemanes a construir una presa. Y a partir de ahí, un “Western”, como su nombre indica, pero en la obra. Los “vaqueros” (alemanes) llegarán al terreno desconocido y tendrán sus malentendidos con los “indios” (los búlgaros). Y entre ellos, un forajido, nuestro protagonista (un antiguo legionario que ha combatido entre otros lugares en Irak; un alma libre y sin ataduras, como él mismo se define, sin miedo a nada), un independiente, un “fuera de la ley”, solitario y de pocas palabras, que servirá de enlace, o no, entre los dos pueblos. Y entre ambos, una idea siempre latente: la de la superioridad del pueblo económicamente más solvente, que mira en todo momento desde muy arriba a esos búlgaros en principios de desarrollo, en construcción. Unos alemanes que no dejan de mostrar su “aquí estamos” siempre que pueden. Miedo da ese momento en que izan su bandera en el campamento al grito de: – ¡Hemos vuelto! – (haciendo referencia a la etapa nazi). Todos europeos, pero dos perfiles muy diferentes: los “conquistadores” que marcarán su territorio, en realidad de otros, (paseando sus ruidosos coches por los pueblos aledaños, acercándose a las féminas de una manera primitiva y feudal, apoderándose de sus recursos, …), simplemente porque se creen mejores y los “conquistados”, esos búlgaros que se tendrán que adaptar a sus nuevos vecinos, en su propia tierra. Tan simple y tan demoledor. Tan arcaico, pero tan actual. Y en el medio, esa figura de nuestro fascinante héroe-antihéroe buscando lazos de unión entre ambos (perfecto el actor Meinhard Neumann). Una muy interesante película, pero rodada de una manera tan realista y seca (a veces, parece un documental) que llega a resultar agotadora.

“En tránsito”/ “Tránsito”. (Dir:Christian Petzold):

Algo muy parecido le pasa a la nueva película del alemán Christian Petzold. Una muy buena premisa, un muy buen actor (Franz Rogowski), pero todo muy intenso: también, agotador. La trama: ¿Qué ocurriría si la ocupación nazi tuviera lugar en la Europa actual? (Y de ahí la gran conexión con el filme anterior, por esa denuncia de los altos sentimientos antisemitas y racistas muy presentes aún en la Europa actual). Pues que mucha gente intentaría huir, como lo hicieron nuestros antepasados, a lugares lejanos del horror. Aquí asistiremos a una de esas posibles historias, protagonizada por un trío, dos hombres y una misteriosa mujer, que ansían por conseguir sus visados en la actual Marsella. Todo contado de una manera muy original (por lo llamativo que resulta situar la ocupación germana hoy en día; y por el juego que crea el director de película dentro de una novela, a su vez dentro de otra historia… muy a lo Paul Auster; en fin, un poco rompecabezas) pero también extenuante. Demasiado engolado todo, rebuscado, pretencioso (como se suele decir), siempre buscando el ser original. Si la anterior era cine absolutamente realista, en este caso todo es puro artificio (aunque se hablen de temas reales y muy necesarios de señalar).

       En definitiva, interesante melodrama con buenas ideas, con similitudes a clásicos como “Casablanca” (aquí es Marsella, LA CIUDAD), pero del que acabas desconectando por su extenuante intensidad, o al menos un servidor lo hizo.

CONCLUSIÓN: Dos atractivos dramas para los que quieran reflexionar sobre la Europa que hemos creado, pero no aptos para los que busquen en el cine solo, o también, entretenimiento. Lentos y muy, muy, sesudos, como yo digo. Avisados quedan.