¡ Y que viva la diversidad !!!!

“Campeones” (Javier Fesser)

Nada me hace más ilusión que una película española arrase en la taquilla y se encarame de un plumazo al número 1 (y más teniendo a contrincantes “del pelo” de Spielberg). Y es precisamente lo que ha ocurrido con la última película de Javier Fesser. Parece una tontería, pero, como cuando gana Nadal, o la selección española, Penélope y Javier se vienen para casa con un óscar, o mandamos a un astronauta al espacio, qué se yo… a uno le hace una ilusión enorme el triunfo de lo propio, cuestión que nada tiene que ver con temas, tan en boga, de exaltación nacionalista sino por eso de que te gusta que a los que conoces les vaya bien. El éxito de lo cercano, de lo próximo, de lo conocido… Al menos a mí me pasa, y más en el tema del cine. Por eso me acercaba con ilusión a ver la última película del director de “P Tinto”, creador del que me han gustado todas sus películas anteriores y del que me encanta su necesidad de innovar en cada uno de sus proyectos (del humor surrealista y loco de su “El milagro de P Tinto”, a la difícil tarea de adaptar a la gran pantalla un cómic tan conocido como Mortadelo y Filemón o adentrarse en los espinosos temas de la fe con su fascinante “Camino”,… alguien siempre dispuesto a correr riesgos o, como se dice ahora, a salirse de su zona de confort). Y esta ilusión cada vez era mayor cuanto más tenía en cuenta las buenas críticas que iba leyendo y los más aún positivos comentarios de espectadores anónimos en la red. La gente no paraba de resaltar lo que había reído y llorado en el cine. Así que antes de que empezara la película no tenía otra cosa que, una curiosidad enorme por saber si iba a ser partícipe de ese buen “feeling” que, al parecer, estaba dejando a todos los que estaban yéndola a ver, los cuales no eran pocos.

Curiosidad despejada. ¿Soy uno más de los que han caído rendidos al agridulce humor de esta comedia revienta taquillas? Y la respuesta es clara: Absolutamente. Me lo he pasado en grande y, efectivamente, me he reído, a carcajadas, y he llorado también con este equipo de discapacitados, entrenando y tratando de ganar partidos comandados por su entrenador de baloncesto. Entrenador, el cual vendrá de rebote de la liga Nacional a este equipo de una asociación de minusválidos para realizar una obra social por decisión judicial, tras acometer varios incidentes ilegales en el orden público. Un entrenador en crisis personal, interpretado de manera genial por un Javier Gutiérrez (muy grande este actor; cada vez me sorprende más en cada uno de sus nuevos personajes; nominación segura, y por qué no, premio Goya, de nuevo, este año) que tendrá que lidiar con este enternecedor grupo de, a priori, nada duchos en el tema del “basket” e intentar ganar la liga nacional de su categoría. Y entre medio, pues risas y más risas, sobre todo por esos diálogos y situaciones tronchantes que se crearán entre ese escéptico y un poco amargado entrenador y esos delirantes baloncestistas (el primer encuentro es desternillante, como lo son el resto de los entrenamientos y partidos).

Mérito tienen todos los actores: desde el sobresaliente Javier Gutiérrez a los no menos sobresalientes Juan Mayorga (genial y tierno como gerente ilusionado de la Asociación), Luis Bermejo (tronchante como dependiente “especial”) y Luisa Gavasa (perfecta como madre “imperfecta”). Pero, mérito aparte tiene ese casting de actores no profesionales, todos ellos discapacitados, fantásticos y divertidísimos todos en cada uno de sus roles.

Y resaltar, de nuevo, el mérito de su director, el cual sale victorioso del “salto mortal” de hacer una película de personas supuestamente diferentes (la verdadera pregunta que uno se tiene que hacer, es: ¿Qué es ser normal?) mostrando a sus verdaderos protagonistas en pantalla, creando esta “feel good movie” para todos los públicos y sobre todo dando esa gran lección de aprender a valorar la diferencia y las peculiaridades de cada uno. Y podrá no ser la mejor película de la cartelera, ni la más perfecta, ni una película sin fallos, que los tendrá, muchos probablemente, pero si una película híper necesaria, aparte de híper disfrutable, de mostrar todo lo maravilloso que nos aportan esas personas cuando están cerca de nosotros (y lo digo por experiencia) y de reflejar de una manera clara que en este mundo no hay nadie “normal” ni todo lo contrario, o como muy bien resumía su espíritu el panfleto que me entregaron en el cine: “el que esté libre de discapacidad que tire la primera piedra”. ¡Qué viva la diferencia!!! No dejen de ir a verla.

“Un sol interior” / “Un beau soleil intérieur” (Claire Dennis) 

Y si ilusión tenía por ver lo nuevo de Fesser, no menos era la de ver la nueva película de la Binoche. Sin duda era uno de los largometrajes que esperaba con más ganas esta temporada, básicamente porque tras ser estrenada, fuera de la competición de la Sección Oficial, en el anterior festival de Cannes, todos los comentarios habían sido muy positivos, algunos considerándola la mejor película visionada en el festival de la Riviera azul. Muchos se quejaban de que no hubiera sido seleccionada para la Sección de honor e incluso, en algunos casos, la consideraban como el filme que debía de haberse venido con la Palma de Oro. Pintaba niquelada. Obra maestra. Oye, y qué desilusión. Lo que me he aburrido en el cine con esta historia de una mujer madura que, en busca de ese amor perfecto que llene su vacío en un momento de crisis absoluta, irá de brazos en brazos de hombres imperfectos aumentando su inseguridad y su estado de inestabilidad. Qué de inseguridad (qué si entro, qué si no, qué si te beso, que sí, que no, que si me acuesto contigo, que sí, que no…) y qué de verbo (no paran de hablar y de hablar). Hora y media de gente madura, comportándose como adolescentes (y os lo dice un inseguro de pro…) tras un máster en dialéctica. Que digo yo, que tras varias décadas de existencia uno tiene más claro con quien o no se encama y no hace un debate “hamletiano” de cada beso que se da. Agotador. No he visto o no he sabido ver la obra maestra. Los 90 minutos que duraba la peli se me hicieron eternos.

En dos cosas, eso sí, estoy de acuerdo absolutamente con esos comentarios positivos o con la muy laureada calidad de la película:

1) El buen hacer de esa fantástica actriz llamada Juliette Binoche que está increíble, como siempre, aparte de guapísima y super atractiva, también como siempre, en el papel de esa mujer sin rumbo y que pasa de la risa al llanto, de la alegría a la pena, en un tris, por culpa de esos hombres egoístas y, en el fondo, más inseguros que ella.

2) El por qué de ese título o ese “sol interior” que debemos, para ser felices, encontrar todos, antes de plantearnos nada más. Muy bonita metáfora.

Conclusión: Comedia amorosa (así la definen, aunque yo no le encontré el humor por ninguna parte) de arte y ensayo con frases intensas y largas, muy largas, en la mayor parte de los casos subordinadas, para mentes muy sesudas.